Acusaciones contra un ex ministro por relaciones pedófilas y denuncias contra un secretario de Estado por agresión sexual: el “affaire Strauss Kahn” destapa en Francia las costumbres sexuales de los políticos que hasta ahora eran mantenidas un secreto, al menos para el público.

“Un ex ministro fue atrapado en Marrakesh en una orgía con muchachitos. Probablemente, todos sabemos de quién se trata”, afirmó esta semana por televisión un ex ministro francés antes de agregar: “el caso me lo contaron las más altas autoridades del Estado, en particular el primer ministro”.

Ex ministro de Educación en dos gobiernos de derecha, Luc Ferry evitó revelar públicamente la identidad de ese ex colega porque “si lo digo soy yo el que será inculpado y condenado, aún si sé que la historia es cierta”.

Las respuestas no se hicieron esperar.

Rachida Dati, ex ministra de Justicia del presidente Nicolas Sarkozy, consideró que la actitud de Ferry podría ser interpretada como la “no denuncia de un crimen” y el canciller Alain Juppé opinó que Ferry debería “presentar el caso ante la justicia” en lugar de “parlotear a la prensa”.

Desde que estalló públicamente el caso de Dominique Strauss Kahn, detenido e inculpado el 14 de mayo en Nueva York por agresión sexual e intento de violación, no son pocos los políticos y periodistas que afirman que era sabida la actitud de permanente acoso que el ex director gerente del FMI tenía hacia las mujeres, sin hablar de sus costumbres sexuales.

Acusada de “complicidad” la prensa francesa se defiende afirmando que la vida privada está protegida por la ley.

“No se trata de poner todo en la misma bolsa: los actos graves que deben ser probados ante la justicia y la vida sexual de los políticos, aún si es agitada, es su vida privada”, afirma el miércoles el diario satírico Le Canard Enchainé.

La denuncia pública del ex ministro Ferry se produjo 24 horas después de que el gobierno francés se desprendiera rápidamente de su secretario de Estado para la Administración Pública, Georges Tron, denunciado por agresión sexual por dos empleadas de la alcaldía que dirige en las afueras de París.

Según las dos denunciantes, Tron, amante de la reflexología, adoraba masajear los pies de las mujeres e inclusive tenía un gabinete de esa práctica terapéutica a un costado de su despacho de alcalde de Draveil.

A un año de las elecciones presidenciales francesas y “para preservar su propia imagen, Nicolas Sarkozy sacrifica a Georges Tron”, dice el diario francés Le Monde antes de explicar que el Elíseo “no quiere desperdiciar los beneficios políticos del ‘affaire DSK’” que era el candidato socialista favorito a las elecciones de 2012 y principal rival del actual presidente.

“Esta Francia que se vanagloria de sus costumbres liberadas, en realidad mantiene un sistema profundamente desigual (…) contra las mujeres”, afirma la revista política “Marianne” mientras el diario Liberation (izquierda) admite “la misoginia que pesa sobre la vida política francesa”.

“En Francia, el mujeriego, el ‘french lover’ es parte del orgullo nacional. En los círculos de poder, y sobre todo en política, goza de una extraordinaria indulgencia”, afirma “Marianne”.

“Algo importante ocurre desde hace unos días”, reconoce la ministra francesa Roselyne Bachelot que al igual que otras mujeres empiezan a denunciar cómo es la política puertas adentro.

Clementine Autain, ex asistente parlamentaria, recordaba estos días el “paternalismo libidinoso” de muchos políticos que “dudan de tus competencias, te desnudan con la vista, y te dicen: ‘bueno, pero porque tenés lindos ojos”.

Al parecer las cosas han cambiado después del 14 de mayo.

“El caso Strauss Kahn se ha convertido en una espada de Damocles sobre la cabeza de los políticos”, sentenció el sociólogo Denis Muzet.