Cinco personas murieron en un “ataque terrorista” contra una base militar la noche del domingo en Karachi, en el sur de Pakistán, país donde los talibanes aliados a Al Qaida juraron vengar la muerte de Osama bin Laden atacando, entre otros, a las fuerzas de seguridad.

Un paramilitar y cuatro militares de la Armada, de los cuales un oficial, murieron, indicó el comandante Salman Alí, portavoz de la Armada, a un canal de televisión. El anterior balance era de cuatro fallecidos.

El portavoz añadió que los asaltantes destruyeron dos aviones en su ataque a la base aérea de la Marina, situada en el centro de la capital económica de Pakistán, una megalópolis de 16 millones de habitantes.

Poco antes de las 04H00 del lunes (23H00 GMT del domingo), cinco horas después del inicio del ataque, la operación seguía en curso para intentar controlar a los “terroristas”, que podrían ser “de 10 a 15″ en el interior de la base.

“Un edificio sigue bajo su control, desde donde intercambian disparos con nuestros soldados”, declaró el ministro del Interior, Rehman Malik.

“No es sólo un ataque contra un centro de la Armada, es un ataque contra Pakistán”, dijo el ministro, que añadió que “Al Qaida y los talibanes se han convertido en un peligro para la existencia de Pakistán”.

El primer ministro Yusuf Raza Gilani también condenó el ataque.

Por el momento, el asalto no ha sido reivindicado.

Los talibanes paquistaníes aliados de Al Qaida, que llevan a cabo una campaña de atentados suicidas y ataques de comandos en todo el país que causaron cerca de 4.400 muertos en casi cuatro años, juraron vengar la muerte de Osama Bin Laden el 2 de mayo en el norte del país en una operación de un comando estadounidense.

Los talibanes, que reprochan a Islamabad su apoyo a Washington en la “guerra contra el terrorismo”, acusan al gobierno y al ejército paquistaníes de haber sido cómplices del ataque estadounidense en el que murió el líder de Al Qaida.

El Movimiento de los Talibanes de Pakistán (TTP) reivindicó desde entonces dos atentados.

El primero, un doble atentado suicida delante de un centro de entrenamiento de la policía en Shabqabar, en el noreste del país, dejó 98 muertos el 13 de mayo.

El viernes, dos estadounidenses resultaron levemente heridos por la explosión de una bomba que tenía como objetivo su vehículo blindado y que mató a un transeúnte en Peshawar, también en el noroeste.

Cuando reivindicaron estos atentados para vengar a Bin Laden, los talibanes paquistaníes habían prometido nuevos ataques.

Luego del ataque de Estados Unidos en el que murió el cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001, las relaciones entre Islamabad y Washington se tensaron.

El domingo varios miles de personas se manifestaron en Karachi para reclamar el cese de los disparos de aviones teledirigidos de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) en las zonas tribales del noroeste, consideradas por Washington como “la región más peligrosa del mundo”.

Desde el 2 de mayo, siete ataques con aviones teledirigidos fueron registrados en esa región, bastión de los talibanes y principal santuario de Al Qaida en el mundo.