Estados Unidos difundió este sábado videos de Osama bin Laden, hallados en la casa donde fue abatido en Pakistán y donde, según una de sus esposas, el líder de Al Qaida vivió los últimos cinco años.

Estas imágenes, sin sonido, son parte del material incautado el domingo en la residencia de Abbottabad, cerca de Islamabad, en el operativo contra Bin Laden, y fueron presentadas en una conferencia de prensa en Washington.

Uno de los videos, cuya fecha de realización no fue determinada, muestra al líder de Al Qaida, de barba blanca, con la cabeza cubierta con un gorro negro acurrucado en una manta marrón viendo la televisión satelital.

Sentado en el suelo, usa el control remoto para cambiar de un canal a otro, deteniéndose en los canales que difunden imágenes de él.

Otro video, realizado probablemente entre el 9 de octubre y el 5 de noviembre de 2010 de acuerdo con funcionarios estadounidenses, muestra a Bin Laden, con la barba teñida de negro, dirigiéndose a la cámara como en los mensajes de video que trasmitió periódicamente durante 10 años.

La incautación de videos y documentos (discos duros, CD-ROMs, USBs) realizada por los comandos estadounidenses es considerada la “mayor” hecha a un jefe de Al Qaida, afirmó el sábado un responsable de inteligencia, según el cual “Bin Laden seguía siendo un líder activo de Al Qaida, dando instrucciones estratégicas, operacionales y tácticas al grupo”.

La más joven de sus tres esposas, presentes en la casa de Abbottabad, “asegura en árabe que Bin Laden y su familia vivían en esa propiedad desde hacía cinco años, y que él jamás había salido de esa casa”, dijo a la AFP un funcionario de seguridad paquistaní, precisando que estas declaraciones no fueron corroboradas.

Al Qaida, por su parte, confirmó la muerte de su líder y prometió continuar la “yihad” (guerra santa) para vengarla.

“El jeque combatiente (…) Abu Abdalá, Osama ben Mohamed bin Laden fue asesinado (…) por las balas de la traición y la apostasía”, afirmó esta red extremista, responsable de los atentados del 11 de septiembre que dejaron cerca de 3.000 muertos en Estados Unidos.

Sin embargo, “el grupo no anunció un nuevo líder, lo que sugiere que todavía está tratando de hacer frente a la desaparición de Bin Laden”, dijo el sábado un alto funcionario de inteligencia de Estados Unidos.

Ayman al-Zawahiri, el egipcio considerado durante mucho tiempo el número dos de Al Qaida “es obviamente el presunto sucesor”.

Existen empero “fuertes indicios de que no es popular en ciertos círculos del grupo. Así que creo que es una pregunta abierta quién sucederá a Osama bin Laden”, agregó.

En Somalia, los insurgentes islamistas radicales shebab, aliados a Al Qaida, prometieron el sábado “continuar la guerra santa contra los infieles” y morir como mártires, como su “venerado líder” Bin Laden.

Este tipo de amenazas fueron tomadas en serio por el presidente estadounidense Barack Obama, cuyo portavoz, Jay Carney, ha dicho que Estados Unidos está “extremadamente vigilante” a esta posibilidad.

El viernes, tras condecorar a los miembros del comando que abatió a Bin Laden, Obama afirmó que al eliminarlo los estadounidenses habían “decapitado” a Al Qaida y que llegaría el fin del grupo.

En Pakistán, sospechoso de doble juego contra Al Qaida, la controversia continuó el sábado.

La oposición dijo que el presidente Asif Ali Zardari y el primer ministro Yousuf Raza Gilani tenían que explicar el hecho de que los comandos estadounidenses hubieran podido ingresar sin obstáculos en la zona y matar a Bin Laden, o bien renunciar.

El ejército paquistaní, muy influyente en los asuntos nacionales, reconoció al mismo tiempo “sus propias insuficiencias en la información sobre la presencia de Osama Bin Laden en Pakistán”.

Sin embargo, Ashfaq Parvez Kayani, jefe del Estado Mayor”, dejó en claro que toda nueva acción de este tipo, que supusiera una violación de la soberanía de Pakistán se traduciría en una revisión a nivel de la cooperación militar y en el campo de la inteligencia con Estados Unidos”.

Según el New York Times, el gobierno de Obama preguntó a Islamabad la identidad de algunos altos funcionarios de inteligencia paquistaníes para determinar si tuvieron contacto con el líder de Al Qaida.

Cientos de personas marcharon el viernes en Quetta, Pakistán, invocando la memoria de Bin Laden y llamando a la “yihad” contra Washington. Otra manifestación salafista tuvo lugar el sábado en Gaza, después de las de El Cairo, Estambul y Londres.

En Afganistán, los talibanes advirtieron que la muerte de Bin Laden daría un “nuevo impulso” al combate contra los occidentales.

Las fuerzas estadounidenses expulsaron a los talibanes del poder en 2001 tras los ataques del 11 de septiembre en represalia por acoger a Bin Laden en suelo afgano.

Este sábado, dos personas murieron y 29 resultaron heridas en una serie de ataques reivindicados por los talibanes perpetrados contra edificios gubernamentales en Kandahar, en el sur de Afganistán y antigua capital de los talibanes.