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En el sector de bahía Paraíso, cerca del Círculo Polar Antártico, se encontró una gran abundancia de garrapatas en colonias de pingüinos papúa por parte de investigadores de la Universidad de Concepción. Los científicos buscan conocer si estos parásitos están asociados a enfermedades que podrían afectar drásticamente las poblaciones de pingüinos en un escenario de cambio climático.

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Este es uno de los proyectos que mayor trabajo de terreno tuvo esta temporada en el Continente Blanco, en el marco de la XLVII Expedición Científica Antártica, organizada por el Instituto Antártico Chileno (INACH), que este miércoles culminó al regresar el último grupo de científicos nacionales.

El mencionado proyecto estudia la presencia de la garrapata Ixodes uriae como transmisor de enfermedades en las colonias de pingüinos en el territorio antártico. Para cumplir con los objetivos analizaron el ambiente donde éstos viven y les tomaron muestras biológicas, con la intención de pesquisar microorganismos, tales como virus, hongos, bacterias y parásitos. Además, analizaron el plumaje en busca de ectoparásitos (organismos que viven en la superficie) como garrapatas y piojos.

El proyecto es liderado por el Dr. Daniel González Acuña, de la Facultad de Ciencias Veterinarias, de la Universidad de Concepción. A su vez, participan las universidades Upsala y Kalmar, de Suecia, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, de Argentina y la Universidad Andrés Bello, de Santiago.

González comenta que durante el año las muestras serán analizadas en el laboratorio, donde esperan determinar, por ejemplo, el estado de salud de los pingüinos. “Nos interesa conocer, especialmente, si la presencia de garrapatas está asociada a otro tipo de enfermedades que hayan sido transmitidas por estos parásitos y compararlas”, añade.

La garrapata se alimenta de la sangre del animal que la hospeda y por esta vía puede transmitirle distintos tipos de enfermedades virales, bacterianas y protozoarias; algunas ya han sido descritas en el hemisferio norte, pero falta confirmar su presencia en la Antártica (por ejemplo, la borreliosis). “Nuestra hipótesis es que este tipo de garrapatas tendría enfermedades que podrían llegar a ser importantes en el futuro de las poblaciones de estas aves”, acota González.

Cabe destacar que no es la primera vez que se encuentran garrapatas y piojos en la Antártica, pero lo que ha sorprendido a los científicos ha sido la cantidad de estas colonias de parásitos. Las garrapatas han coevolucionado con los pingüinos, por lo que su presencia no es reciente y su relación con estas aves, por el momento, según comenta González, es equilibrada. Sin embargo, este equilibrio se podría romper a causa de nuevas condiciones ambientales generadas por el cambio climático.