Luego de una hora de permanecer encadenados a las puertas de la Junji, los cuatro dirigentes nacionales depusieron la medida para una reunión con Carlos Rubilar, jefe de asesores del organismo y que había prometido conversar con ellos para solucionar el conflicto.

Sin embargo, tras ingresar y estar breves minutos en el interior del edificio de la Junji, los cuatro dirigentes salieron e indicaron que Rubilar se arrepintió y no quiso recibirlos. Sólo aceptó una carta en la cual los funcionarios manifiestan su desacuerdo por los 400 despidos.

A pesar de que los cuatro dirigentes depusieron decidieron continuar con distintos tipos de protesta que, según dijeron, irán anunciando conforme avancen los días.