La Organización Mundial de Salud abre el lunes su Asamblea anual que supondrá, según los expertos, la ocasión para que los 193 países miembros hagan un balance de la gestión de la pandemia de gripe H1N1, en la que los Estados desembolsaron fortunas por una enfermedad finalmente bastante benigna.

OMS

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Más de sesenta ministros y miles de delegados deberían asistir a la 63ª Asamblea anual de la organización, que se ha reducido a cinco días a pedido de los participantes.

La Asamblea se anuncia movida sobre varias cuestiones, pero la gestión de la gripe H1N1, que dejó unos 18.000 muertos desde que el virus fue descubierto en abril de 2009 en México, predominará sin duda en los primeros debates.

La OMS desencadenó entonces su sistema de alerta a gran velocidad, y declaró el 11 de junio a la gripe H1N1 primera pandemia del siglo, más por criterios geográficos que de severidad. La alerta desencadenó automomáticamente la producción de vacunas destinadas a luchar contra una enfermedad presentada entonces como peligrosa.

Las críticas se han multiplicado en los últimos meses sobre las sumas comprometidas por los gobiernos de los países ricos para realizar pedidos de millones de vacunas y medicamentos antivirales tras esta alerta por una enfermedad, que finalmente resultó ser menos mortal que la gripe común.

La OMS ya tuvo que justificar ante el Consejo de Europa, algunos de cuyos parlamentarios la acusaron de haber exagerado la amenaza de la enfermedad bajo influencia de los grandes laboratorios farmacéuticos.

“Espero que los Estados pedirán explicaciones (durante la Asamblea) porque ha habido un despilfarro considerable”, explica el especialista francés Marc Gentilini, miembro de la Academia de Medicina. “Ha habido una falta, que es ante todo una falta de apreciación sanitaria de expertos” sobre la peligrosidad de la enfermedad.

Otros son más prudentes y recuerdan que la OMS está gestionada por miembros que han aceptado el reglamento sanitario internacional que sirvió de referencia para el desencadenamiento de las alertas.

“La OMS en realidad es un coloquio a trompicones de naciones”, señala Marie-Christine Blandin, senadora francesa verde.

Para responder a las críticas, la OMS ha creado un comité independiente encargado de evaluar su gestión de la pandemia en los próximos meses.

El presupuesto de la organización para 2010-2011 ya ha sido adoptado, pero figuran en el programa de la Asamblea otros dos asuntos delicados que apuntan a las relaciones entre la OMS y las farmacéuticas.

Uno de ellos es sobre los derechos de propiedad intelectual de las cepas que permiten fabricar medicinas, en particular en los países en vía de desarrollo. El otro se refiere a un informe sobre las enfermedades desatendidas.