Ante la llegada de Cristóbal alias el “Cisarro” al Centro de Diagnostico y Tránsito de Playa Ancha, en Viña del Mar, organismo dependiente del Sename, los educadores advierten que este recinto no es una cárcel porque los menores pueden entrar y salir. Además, recomiendan que el niño sea asistido por un centro psiquiátrico especializado.

La llegada del “Cisarro” es un verdadero desafió para los funcionarios que trabajan en el centro pues se trata de un niño de 11 años que presenta una alta complejidad conductual asociado a un conjunto de acciones delictuales que no han sido sancionadas penalmente por ser inimputable.

Ante el temor de que el “cisarro” escape nuevamente, los educadores aclaran que el recinto no es una cárcel, sino que un centro de puertas abiertas donde los menores entran y salen en compañía de los monitores, así lo explico Aníbal Donoso, Secretario regional Antrase (Asociación Nacional de Trabajadores del Sename).

Este proceso de reinserción social debe ser acompañado de un plan médico-clínico que lo ayude a dejar las drogas y el alcohol, además de mejorar su trastorno conductual. Los educadores sugieren que el menor sea atendido por un centro medico especializado, pero la ley establece que no existen los niños con enfermedades mentales para el sistema de salud.

En relación a lo disponible en el centro, hay una psiquiatra infanto juvenil experta en tratamiento de trastornos conductuales y de personalidad que podría atender al menor, así lo señalo Carlos Wendt, director regional del Sename.

El director no pudo entregar más detalles del caso específico de Cristóbal pues existe una orden de no informar por parte del tribunal de familia.