No fuma. No hace dietas. No va al gimnasio. Ama cantar, las intervenciones estéticas y el maquillaje. Asegura que “el poder de la mente todo lo puede”. Se trata de Judith Bustos, la mujer de 72 años detrás de uno de los personajes más famosos de Internet que se mantiene sólida ante las críticas y que se aferra a un irrompible discurso de amor propio.

Vestida de negro, con una boina oscura y reflejando su espíritu felino con un delineado de gato, la “reina de Youtube” reveló a BioBioChile quién es la persona detrás del animal print, del maquillaje “escandaloso”, de las pelucas frondosas… Y de los millones de dardos que se lanzan como críticas.

Antes de “La Tigresa del Oriente”

Bustos nació en una familia muy pobre en la localidad de Constancia (Perú), convirtiéndose en la quinta de dieciséis hermanos. Esta precaria situación económica la motivó a mudarse a la capital peruana con tan sólo doce años, alojándose en la casa de una tía hasta que terminó sus educación secundaria y luego comenzó a trabajar para pagar sus estudios de Cosmetología.

“Yo era de una familia muy humilde. Siempre me decía que cuando grande no quería volver a pasar lo que viví de niña. Debía salir adelante, luchar por dar una mejor calidad de vida a mis hijos, cuando los tuviera. Y eso fue lo que hice”, cuenta la Tigresa a BioBioChile.

Con sólo 18 años ya había conseguido un trabajo como maquilladora profesional en televisión, estaba casada (aunque al poco tiempo se divorció) y tenía dos hijas, Jenny y Jacquelín. “No necesité ayuda de nadie. Me cuidaba sola”, reconoce con orgullo la mujer del cabello anaranjado.

¿Qué tal me veo? 💅🏻🐯

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Su entrada a la TV significó trabajar con artistas como Celia Cruz, Raffaela Carrá, El “Puma” Rodríguez y Paloma San Basilio. Judith Bustos recuerda que se desempeñó por décadas detrás de las cámaras en la televisión peruana. “En ese momento, era mi vocación. Fue muy bonito, era muy feliz”, dice mientras sonríe.

Paralelo a su trabajo con los cosméticos, desde muy joven la artista había desarrollado un gusto por la música. Había participado en concursos musicales de emisoras peruanas, formó un grupo de música en 1999 y soñaba con cantar rancheras hasta que a los 61 años decidió lanzarse como solista.

Una carrera artística a los 61 años

“Un día conversando con mis compañeras de trabajo les dije que quería cantar, que me gustaba la música. Ellas me dijeron: ‘Tú puedes. Haz lo que no haz podido hacer’. Ahí creé mi primera canción, Un nuevo amanecer, explica.

A pesar que asume que “no sabía escribir una canción” también reconoce que no le costó mucho aprender. “Descubrí que siempre he tenido ese don”, asevera.

“Quería dar un mensaje a las personas que están por mal camino”, dice sobre la inspiración de su primera obra musical.

La Tigresa y los haters: “Son unos envidiosos”

Un nuevo amanecer se viralizó en un par de horas. A la fecha, la canción tiene 15 millones y medio de visitas en Youtube, convirtiéndose en un éxito viral que se repitió en casi todos sus videoclips.

Sin embargo, la fama no sólo la debió a sus seguidores (como es de esperar) sino que a millones de haters que rápidamente comenzaron a llenar de insultos, críticas y burlas, el espacio de los comentarios. Es más, gran parte de estos usuarios pensaban que “La Tigresa del Oriente” no era más que una mala broma de Internet, pero no: esta mujer comenzaba a tomarse su trabajo muy en serio.

“Yo estoy súper clara de las críticas”, confiesa la artista que recibe una alta cuota de comentarios a diario. “Nadie es moneda de oro para gustarle a todos”, repite. No obstante, tiene una idea clara de quienes son sus haters: “son unos envidiosos”.

La cantante asegura que no se deja afectar por quienes la enjuician por su edad. “Mientras tenga buena salud física y mental, ¿Quién es la sociedad para ‘mandarme a dormir’? Yo voy a demostrar a mi país y el mundo, que no necesariamente hay que ser joven para ser un hombre o una mujer exitosa”, considera.

Y agrega: “eso le molesta a la gente frustrada. No saben qué hacer, quisieron ser artistas o famosos, entonces, ¿qué hacen? Ven a una señora exitosa, famosa y la insultan. Esos son los frustrados”.

La Tigresa del Oriente l David Contreras (c)
La Tigresa del Oriente l David Contreras (c)
La Tigresa del Oriente l David Contreras (c)
La Tigresa del Oriente l David Contreras (c)

Judith Bustos no titubea al etiquetar a sushaters como “envidiosos” y “frustrados”. “Mientras la gente envidiosa está que se ‘tira el pelo’ de la rabia de no poder llegar a donde llegué, yo sigo mi vida feliz”, subraya.

En la misma línea, dirige un mensaje a la gente joven que la juzga: “En lugar de estar criticando a una mujer exitosa, pregúntate ‘¿Qué estoy haciendo por mi futuro? ¡Nada!’. Deja de criticar y haz algo importante por tu vida”.

Aún así, “La Tigresa” reconoce que también ha leído críticas constructivas. “Me dijeron que no sabía cantar, entonces me matriculé en una academia y estudié voz”, asegura.

“Hay gente que me felicita y que me dice que soy un ejemplo a seguir. Soy un orgullo para los peruanos”, dice respecto a los comentarios positivos.

En 2010, realizó un trío musical con dos colegas latinoamericanos que son tan criticados y virales como ella: Wendy Sulca y Delfín Hasta el Fin. Junto a ellos lanzó una de las canciones más famosas de la web en América Latina, En tus tierras bailaré.

“El poder de la mente”

De la misma forma que fue capaz de hacer un show de una hora a las 3:00 de la madrugada en la discoteca Maldita Sea de Concepción (Chile), “La Tigresa” se va de gira por el mundo. Ha cantando incluso en países del Medio Oriente y en Europa. “Ningún artista latinoamericano ha llegado donde llegó la Tigresa”, expresa la mujer de 72 años.

Sin embargo, ¿cuál es el secreto para que una persona de su edad obtenga tal vitalidad? “La mente”, dice Judith segura. “La mente para mí es poderosa. Con mi mente y palabras logro obtener energía”, recalca.

La Tigresa del Oriente l David Contreras (c)
La Tigresa del Oriente l David Contreras (c)

“Nunca digo ‘no puedo’, no me gusta pensar negativo, no va conmigo. Creo que los pensamientos manejan al cuerpo”, cuenta, y asegura que no hace dietas ni va al gimnasio y que incluso, de vez en cuando, bebe una copa de pisco sour o vodka. Eso sí, asegura que “odia el cigarro”.

No obstante, no es un secreto que la Tigresa suma varias intervenciones plásticas en su cuerpo.

Rinoplastía, levantamiento de busto, lifting, reducción de papada, una intervención en sus párpados e incluso la reconstrucción de su himen, son algunas de las operaciones que se ha hecho y en sus planes está también un implante de glúteos.

A pesar que luce muy joven tras todas estas intervenciones, prefiere que no la fotografíen cuando aún no está caracterizada como la Tigresa. “¿Una foto vestida así? No…”, responde a la petición de una selfie. “Te ves bella”, responde su esposo “simbólico”, Elmer Molocho, un músico folclorista peruano de 26 años que la acompaña en sus viajes.

Septuagenaria y feminista

El empoderamiento que emana la Tigresa no sólo se basa en su fuerte discurso de autoestima y apropiamiento del cuerpo, sino que también se sustenta en la búsqueda por la igualdad. “Soy feminista”, reconoce orgullosa.

“Los machistas no quieren reconocer que las mujeres podemos ser tan inteligentes como los hombres”, opina y envió un mensaje directo a todos los maltratadores de mujeres.

“¿Por qué lastiman a una mujer? ¿Acaso se sienten más hombres? ¿Más machos? Eso no los hace más hombres, los hace cobardes. Basuras. Ya debe terminar eso. Respeten”, expresa y asegura que en Perú existen muchos machistas.

¡¡VAMOS PERÚ!! 🇵🇪⚽️grrr #garritaspositivas🙌🏽

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La Tigresa espera que su ejemplo sirva de inspiración para personas que no se atreven a desarrollarse como artistas por impedimentos sociales. “Yo creo que todas las personas pueden iniciar una carrera artística si son persistentes”, dice.

“Siempre debes decirte ‘yo puedo’ y así lograrás tu objetivo”, aconseja la mujer que logró la fama en su tercera edad. “Trabajo no me falta y he viajado mucho gracias a esto. Sé persistente como yo y lograrás el éxito (…) ¡Qué las críticas te resbalen!”, finaliza.