El 11 de julio de 2015, el fotógrafo Daniel Llamas tomó una hermosa panorámica nocturna de la Vía Láctea desde el Faro de Finisterre en España.

A casi un año de ese momento, el artista presentó la imagen -compuesta de 7 fotografías- al concurso de astrofísica The 2016 International Earth & Sky Photo Contest del The World at Night (TWAN), donde ganó una mención honrosa en la categoría Against the Lights (Contra las luces).

Tal como explica el propio autor a la versión española del diario electrónico The Huffington Post, en un comienzo él había desechado la imagen porque le parecía que estaba muy contaminada por la iluminación.

“Había descartado estas fotografías, ya que desde mi punto de vista la contaminación lumínica las hacía insalvables”, señaló, revelando que luego lo pensó mejor y decidió exponerlas en el concurso.

Daniel Llamas
Daniel Llamas

La denuncia tras la imagen

La intención es denunciar una situación que se repite en todas nuestras ciudades, donde unas iluminaciones innecesariamente potentes y mal diseñadas no nos permiten observar el universo, nuestro patrimonio más antiguo“, señaló el artista en entrevista con el medio español.

“En la propia foto podemos ver el contraste entre el cielo sobre estas ciudades y el situado sobre el mar“, enfatizó

El fotógrafo señaló que “el edificio que se ve a la derecha es un restaurante que tapa el potente haz del faro, por eso queda en contraluz”, mientras la luz naranja en la zona izquierda es la contaminación lumínica que producen las ciudades, “rebotada y potenciada por un manto de nubes bajas que cubría la zona”.

Cabe destacar que Llamas es un fotógrafo aficionado que ha recibido numerosos premios desde que comenzó a capturar imágenes en 2010 cuando su esposa le regaló su primera cámara réflex digital.

Un tercio del mundo no ve la Vía Láctea

Según el nuevo atlas mundial de la contaminación luminosa recogido por la agencia AFP, más del 80% de la humanidad vive bajo cielos inundados de luz artificial y un tercio de la población mundial no puede ver la Vía Láctea.

El mapa publicado en la revista estadounidense ScienceAdvances permitirá estudiar la iluminación artificial como un contaminante con un impacto potencial sobre la salud y la ecología, explica el equipo internacional de investigación que elaboró el estudio.

“Este nuevo atlas provee una documentación esencial del medio ambiente nocturno en momentos en que la tecnología de la lámpara de diodos electroluminosos (LED) se impone cada vez más en el mundo”, explica el jefe del equipo, Falbio Falci, investigador del Instituto Italiano de la Tecnología y de la Ciencia de la Contaminación Luminosa.

“Los niveles luminosos de la tecnología LED y sus colores podrían lamentablemente llevar a una duplicación o a una triplicación de la luminosidad del cielo en las noches”, según afirma.

Ya en Europa occidental quedan pocos lugares donde, en la noche, el cielo sigue relativamente poco contaminado por la luz artificial, sobre todo en Escocia, Suecia, en Noruega y en ciertas partes de España y de Austria.

La contaminación de luz artificial no es ya solamente una molestia para los astrónomos, sino que altera profundamente la posibilidad para la gente de observar y admirar la bóveda celeste en la noche.

Incluso leves aumentos de la luminosidad durante las noches sin luna afectan esta experiencia, dicen los científicos. La contaminación luminosa atrae poco la atención y a diferencia de otras contaminaciones, sus niveles no son casi medidos, expresan los investigadores.

La situación de Chile

Chile ocupa el lugar 19 de los países más contaminados con iluminación extrema. En América del Sur, el primer lugar es para Argentina, con un 58% de la población viviendo bajo el brillo intenso de la luz artificial, seguido por Chile con 39,7%.

Si nuestras ciudades no tuvieran tanta contaminación lumínica, veríamos el cielo más o menos así.