Los cuidados de la piel deben acentuarse durante los días de extremas temperaturas, pues el sistema puede resultar dañado tras ser expuesto prolongadamente al frío y al calor.
La piel, uno de los sistemas más grandes del cuerpo humano, no está exenta de padecer anomalías y enfermedades.
Una de ellas -y de las más comunes- es la dermatitis atópica que, según la Biblioteca Nacional de Estados Unidos, se define como un “trastorno cutáneo prolongado (crónico) que consiste en erupciones pruriginosas y descamativas”.
En palabras simples, produce hinchazón, enrojecimiento y picor. Esto último, su mayor síntoma.
De acuerdo al mismo sitio, la causa principal es una “reacción en la piel (…) las personas con dermatitis atópica pueden ser más sensibles debido a que su piel carece de ciertas proteínas que mantienen la barrera protectora contra el agua”.
Por otro lado, según consta en el diario español El País, la responsable médica de Dermatitis Atópica de Sanofi, Ainara Rodríguez, aseveró que los síntomas “impiden dormir, afecta a las relaciones sociales, sexuales, al trabajo, al deporte [el sudor lo agrava], al ocio, a la imagen”.
La enfermedad es más común en los infantes, aunque también puede aparecer conforme pasa el tiempo, aunque es menos probable.
Se trata de una patología que no tiene cura -aunque existen cuidados paliativos-, por lo que no existen cifras claras sobre cuánta gente la padece.
Convencionalmente, y aunque sea una visión errada, el picor es asociado a una mala higiene, por lo que muchos sienten vergüenza al momento de decidir asistir a médico.
Si existen señales de dermatitis atópica, se debe concurrir a un recinto asistencial. De todas formas, te dejamos algunos factores que pueden empeorar sus síntomas.
Alergias
Aire seco durante el invierno
Resfriados
Contacto de la piel con materiales irritantes
Piel reseca
Estrés emocional
Resecamiento de la piel por tomar baños o duchas frecuentes
Cambios súbitos de temperatura
Productos dermocosméticos no aptos
