“El lunes comienzo la dieta” o “desde mañana voy al gimnasio” son frases recurrentes y, probablemente, las mentiras más utilizadas en el mundo.

Y es que si lo que se busca es mantener el cuerpo sano, hay varias formas de hacerlo sin tener que recurrir a grandes esfuerzos, más allá de lo obvio: tener una alimentación balanceada, comer menos carnes procesadas y ejercitar el cuerpo.

El gran problema es que hay diversas maneras de mantenerse sano. Es cosa de tomarse un minuto, buscar en internet y ver cómo se abren cientos de links, los que, incluso, se contradicen.

Por esto, la bioquímica nutricional Libby Weaver, explicó al medio digital Huffington Post cuáles son los 5 errores más recurrentes que podrían afectar la salud seriamente.

¿Quieres saber cuáles son? Te los mostramos a continuación:

1. Creer que los excesos de comida se ‘queman’ sin mayor esfuerzo

“No existe ningún modo de sustituir una dieta de alto valor nutritivo y ningún ejercicio puede hacer desaparecer los efectos de una mala dieta”, aseveró Weaver.

Son varias las personas que, con sentimiento de culpa, se entrenan luego de haber ingerido una alta cantidad de calorías. No obstante, la especialista especificó que las formas en que el cuerpo las procesa varía, por lo que el ejercicio físico no aseguraría compensar la mala dieta.

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“La ecuación de calorías ingeridas y calorías gastadas que nos enseñaron está desfasada y no tiene en cuenta todas las variables que pueden influir en el modo en que el cuerpo metaboliza el combustible que le damos”, dijo.

Asimismo, recomendó que “lo mejor para la salud es optar por alimentos que hayan requerido la mínima intervención humana y aumentar la ingesta de verduras”.

2. No cuidar del hígado

Weaver afirmó que “muchas veces la gente toma decisiones que sobrecargan el hígado con sustancias que tiene que transformar (desintoxicar) antes de poder eliminarlas”.

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Y es que este fundamental órgano es el encargado de digerir alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas del cuerpo.

Por esto, la especialista aconsejó no “pasar el día en base a café, bebidas azucaradas y copas de vino”, ya que sobrecargan al hígado, lo que tiene repercusiones en la calidad del sueño, el equilibrio hormonal o la energía.

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Algunos de los alimentos perjudiciales para el hígado, de acuerdo a la información de Weaver, son el alcohol, la cafeína, la azúcar refinada, y las grasas trans.

Además, existen productos sintéticos que, eventualmente, podrían dañar este órgano, “como las que pueden hallarse en lociones para la piel y productos domésticos“.

3. Creer que lo sin gluten es sano

“Solo porque sean sin gluten (o sin azúcar o sin lactosa) no significa que sean mejores en términos nutritivos“, sentenció la experta.

Pues claro, este tipo de alimentos ayudan en casos de hinchazón crónica, estreñimiento y otras molestias similares.

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Sin embargo, Weaver explicó que “sigue siendo necesario mantener una baja ingesta de alimentos procesados y envasados”.

Por esto, aseguró que se debe tener especial cuidado al dejarse llevar por la etiqueta de “sano”, comprobando siempre los ingredientes del producto para evitar algunos indeseados.

4. No ‘desconectarse’

“Descansar no es sólo dormir”, dijo Weaver. Y es que el cuerpo necesita, de vez en cuando, un momento para tener la mente en blanco y relajar los músculos.

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Por lo mismo, si tu vida gira en torno a trabajar todo el día sin descanso, y estar pendiente del celular siempre, esto “podría pasarte la cuenta”.

La especialista recomendó hacer un espacio en la agenda para, simplemente, “hacer nada”.

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5. Ignorar las señales del cuerpo

“Si piensas en las afecciones que sufres de forma habitual como una forma que tiene el cuerpo de comunicarse contigo y decirte que tienes que cambiar algo, empezarás a verlas de forma diferente“, afirmó la bioquímica nutricional.

Son muchas las personas que soportan síntomas que fácilmente podrían ser signo de algo mayor, sólo por considerarlos “normales”. Aunque no lo sean, para nada.

El estreñimiento, la hinchazón, el ardor estomacal e, incluso, el síndrome premenstrual y los dolores de cabeza son algunos de ellos.

La investigadora aconsejó “escuchar al cuerpo, ya que puede mejorar tu vitalidad y tu día a día”.