El alcohol es la droga más consumida en todo el mundo y su abuso es la tercera causa de muerte a nivel internacional. Según la OMS, su ingesta provoca más de 200 enfermedades y lesiones, incluyendo la cirrosis hepática y algunos tipos de cáncer, siendo además el principal factor de riesgo de muerte en adolescentes.

De hecho, en el año 2010, alrededor de 14 mil jóvenes, menores de 19 años, murieron en América Latina y el Caribe por motivos atribuidos al alcohol, lo que dispara las alertas con otro dato importante: sólo un 10% de los bebedores ingiere, en promedio, más del 40% del total de alcohol consumido en la región.

Chile es el país con mayor consumo per cápita en América Latina con 9,6 litros de alcohol puro, seguido de Argentina con 9,3 litros y Venezuela con 8,9 litros de alcohol, muy lejos de países como Cuba o Guatemala, con 5,2 y 3,8 litros per cápita, respectivamente.

Recientes estudios epidemiológicos han detectado un nuevo patrón de consumo de alcohol entre los adolescentes: el “binge drinking”, que consiste en beber grandes cantidades de alcohol en un corto período de tiempo, especialmente en el tiempo libre y fines de semana.

En este contexto, el Dr. José Manuel Lerma, académico investigador de la Universidad Autónoma de Chile encabeza un inédito proyecto junto a los alumnos Camilo Arévalo y Gustavo Cortés, que cursan tercer y cuarto año de la carrera de Psicología, respectivamente, quienes participan en el programa de iniciación científica “Tus primeros pasos en la ciencia”, impulsado por la Subdirección de Investigación de la casa de estudios.

La investigación se denomina “Estudio de la tolerancia a la frustración en sujetos pre-expuestos a alcohol tipo ‘atracón´ durante la adolescencia” y surgió a raíz de los estudios anteriores realizados por el Dr. Lerma sobre consumo de alcohol. En ellos constató cómo los neuropéptidos de nutrición –pequeñas moléculas formadas por la unión de dos o más aminoácidos que regulan la ingesta de comida y bebida- pueden ser unos fármacos diana para regular su consumo.

“Tengo estudios que estos neuropéptidos se alteran por el consumo de alcohol durante la adolescencia, observándose estas alteraciones en la edad adulta. Además, estos neuropéptidos están relacionados con la ansiedad”, acota el académico de la carrera de Psicología.

En esa línea, señala que “la hipótesis de este trabajo es que la exposición tipo ‘atracón’ durante la adolescencia puede provocar cambios en el estado emocional negativo, lo que conlleva a consumir más alcohol ante un suceso de frustración”.

El Dr. Lerma recalca que según los datos de la OMS el consumo de alcohol a nivel mundial entre adolescentes ha aumentado, siendo Chile uno de los países donde esta bebida más se consume, iniciándose cada vez en una edad más temprana.

Agrega que “el patrón del consumo entre los adolescentes es muy característico: grandes cantidades en el fin de semana, también conocido como tipo ‘atracón’, precisando que “este patrón de consumo tiene cambios estructurales y funcionales a nivel cerebral”.

Finalmente, el investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la UA destaca que “con estos estudios se pretende conocer si los acontecimientos frustrantes afectan o gatillan el consumo de alcohol en los sujetos que han tenido este patrón de consumo y qué sistemas cerebrales son los afectados, para intentar trabajar en esa dirección hacia posibles tratamientos farmacológicos”.

Motivaciones de los alumnos

Para el estudiante de Psicología de la Universidad Autónoma de Chile, Camilo Arévalo Romero, incorporarse a esta investigación surge de su pasión por el conocimiento científico y la posibilidad que tiene de contribuir en temas de gran impacto en la sociedad.

Al respecto, subrayó que “el participar en este proyecto se debe a mi interés profundo por el conocimiento de carácter científico. Lo considero una instancia importante, ya que puede satisfacer tanto mi agrado por profundizar con mayor detalle los conocimientos, como también por contribuir al conocimiento profesional y de la comunidad respecto a temas de contingencia y relevancia social, en pro de un avance del pensamiento humano con mayor información de su realidad social y comportamental”.

Por su parte, Gustavo Cortés Toledo, también estudiante de la institución “mi principal motivación surge para profundizar en los conocimientos adquiridos en mi proceso como estudiante”, añadiendo que “mucho contenido que se imparte no se ha continuado desarrollando mediante una práctica reflexiva de crítica e investigación y, por estos motivos, el permanecer solo con la enseñanza que se ofrece en el aula de clases no me parece suficiente”, agregó.

Asimismo, resaltó que “el desarrollo de la práctica científica me permite acceder de manera directa a los antecedentes teóricos/empíricos más actualizados y, por otro lado, profundizar en problemáticas actuales específicas contingentes a nuestra práctica profesional”.