Muchos pueden coincidir que La Masacre de Texas es un clásico del cine de terror, pero lo que pocos saben es que el filme tomó partes de una escalofriante historia real ocurrida en la década de 1950. 

En la película estrenada en 1974, un grupo de amigos viaja a Texas para ver la tumba de su abuelo que había sido profanada. En el camino se cruzan con un psicópata caníbal y su familia, quienes los acechan hasta la muerte.

Leatherface era el nombre de este asesino en serie que ha aterrorizado a millones de espectadores en el mundo, y que fue inspirado en la vida de Ed Gein, el carnicero de Wisconsin.

Gein fue el autor de los más macabros crímenes conocidos por la comunidad de Plainfield en Wisconsin,  que incluía mutilar a sus víctimas para convertirlas en adornos como tapices de sillones, lámparas y cinturones.

Ed Gein

Infancia perdida

Ed nació en 1906 en el seno de una familia de clase media, con un padre flojo y alcohólico que lo golpeaba y abusaba de su madre, Augusta. Como el hombre no encontraba trabajo, la mujer vendió el almacén que tenía en el pueblo y se trasladó a vivir a una granja junto a sus dos hijos, Ed y Henry. Allí se aisló del mundo y sólo dejaba salir a los niños para ir al colegio.

En un extenso reportaje publicado en 1957 en el diario Milwaukee Journal, se asegura que Augusta era una ferviente luterana que inculcó la religión a los niños de la forma más ferviente posible. Todos los días leían la biblia y les enseñaba sobre las tentaciones y peligros del mundo exterior y que las mujeres eran prostitutas usadas por el diablo que tentaban a los hombres.

Esa estricta educación hizo que Ed se convirtiera un niño retraído que era castigado cada vez que intentaba hacer amigos, pero que sí tenía un muy buen rendimiento académico.

Granja de la familia Gein
Granja de la familia Gein

Cuando su padre murió, producto de una falla cardíaca por su alcoholismo, Ed y Henry se hicieron cargo de los gastos de la casa y la granja. Ed tenía mayor facilidad para comunicarse con los niños que con los adultos, por lo que trabajó como babysitter para gran parte de las familias del pueblo.

Según Crime Librery, un sitio web que documenta los peores crímenes de la historia, en 1944 la familia Gein enfrentó una gran tragedia producto de un incendio que se inició en su granja. A pesar de que los bomberos lograron extinguir el fuego, Henry había desaparecido.

Días después fue encontrado muerto cerca de la granja y la policía concluyó en primera instancia, que su deceso era producto de un ataque al corazón, teoría que fue refutada cuando se descubrió que  el cuerpo tenía señales de asfixia. Aunque no fue comprobado, muchos pensaron que Ed había asesinado a su hermano.

Ed Gein

Al año siguiente, su madre tuvo dos derrames cerebrales con meses de diferencia, los cuales terminaron costándole la vida. Ed se quedó completamente solo, pues Augusta era la única persona importante para él y se dedicaba por completo a ella.

Este hecho cambió la vida de Gein. Lo primero que hizo fue sellar el segundo piso de su hogar donde se encontraba la habitación de su madre, la cual mantuvo intacta mientras el resto de la casa comenzaba a caerse a pedazos. 

Luego se trasladó a vivir a una pequeña pieza junto a la cocina, donde pasaba las noches leyendo sobre la muerte y diversas formas de torturas utilizadas por los Nazi. Nunca nadie se enteró de su vida oculta.

El descubrimiento

En 1957, la policía comenzó a investigar la desaparición de la dueña de la ferretería del pueblo, Bernice Worden. Las indagaciones llevaron a los uniformados a revisar la última boleta hecha por Worden y que correspondía a un galón de anticongelante vendido a Ed, quien iba a retirarlo la mañana de la desaparición de Bernice.

Cuando la policía llegó a la granja de Gein, entró al cobertizo y descubrió el cuerpo decapitado de la mujer, colgado de los tobillos, con las muñecas amarradas y con el torso abierto, como si fuera un animal.

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Pero el impacto no terminó ahí, según asegura Crime Library, en el lugar se encontró una gran cantidad de perturbadores objetos, donde los menos desconcertantes eran huesos enteros y fragmentos humanos.

En la casa también había una papelera y lámpara hecha de piel humana, además de sillas y sillones tapizadas con la misma. Diferentes cráneos adornaban los postes de su cama y otros eran usados como copas o fuentes. También se encontró un corsé hecho con un torso humano, máscaras de cabeza de mujeres, una cinta hecha de pezones femeninos, cuatro narices, un par de labios en un cordón de cortina en la ventana, entre muchas otras cosas.

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El hombre fue detenido y durante el interrogatorio confesó haber exhumado decenas de cuerpos recién enterrados en diferentes cementerios de la zona. Su idea era confeccionar un traje de mujer para poder convertirse en su madre.

A pesar de lo que muchos pensaban, Ed sólo confesó el asesinato de Mary Hogan, la dueña de un bar local que había desaparecido hacía semanas, y negó rotundamente la necrofilia, asegurando que los cuerpos olían mal. Aunque en su refrigerador habían restos humanos almacenados, nunca se pudo comprobar el canibalismo, que era uno de los principales rumores.

En noviembre de 1957, Gein fue procesado por el cargo de asesinato en primer grado en la corte de Waushara, donde alegó demencia, por lo que fue enviado al Hospital para criminales dementes (ahora el Instituto Correccional de Dodge). Posteriormente fue trasladado al Hospital Mendota en Masison, Wisconsin, donde fue diagnosticado con esquizofrenia.

Pasó la mayor parte de su vida allí hasta que en 1984 falleció de un problema respiratorio. La mayor parte de sus “creaciones” fueron cremadas inmediatamente después de ser descubiertas.

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Varios de sus crímenes inspiraron diferentes personajes de películas como Norman Bates (Psycho), Buffalo Bill (The Silence of the Lambs) y Bloody Face (American Horror Story).