Para quienes se quejan de aquellos que frecuentemente usan garabatos cuando hablan, podría existir una importante razón que los ayudaría a entender a esas personas: ellos sólo están siendo honestos.

Según investigadores de la Universidad de Maastricht en Países Bajos, las personas “garabateras” pueden ser más confiables.

En el estudio de tres partes, publicado en la revista Social Psychological and Personality Science, un equipo internacional dirigido por Gilad Feldman analizó los improperios en la sociedad.

Primero, el equipo estudió a 276 personas para descubrir cómo dicen garabatos. Pidieron a los participantes que enumeraran sus malas palabras favoritas y que registraran el momento en que las usan.

LosDisplicentes | YouTube
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Los investigadores también pidieron a los participantes que anoten las emociones que asocian con esas palabrotas: ira, exasperación o miedo, por ejemplo.

También se pidió a los sujetos groseros que completaran una encuesta psicológica para medir su honestidad, lo que ayudó a clasificar la probabilidades de mentir.

Según recoge el sitio británico de variedades, Indy100, el equipo descubrió que aquellos que mintieron menos anotaron una mayor cantidad de garabatos de uso frecuente.

La mayoría de los encuestados también afirmaron que sus insultos solían usarse para expresar emociones negativas, como la ira.

Los investigadores señalan, sin embargo, que estudiar estas palabras puede ser complicado, ya que la tasa de insultos disminuye cuando las personas saben que están siendo analizadas.

Esta es la razón por la cual, en su segundo estudio, los investigadores recurrieron a las redes sociales y se basaron en estudios anteriores que encontraron que Facebook ofrece una representación bastante precisa de la personalidad de los usuarios.

Alrededor de 70,000 perfiles de Facebook fueron analizados por el equipo, enfocándose en la presencia de malas palabras y otras muestras de honestidad en línea.

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De esa manera, utilizaron un enfoque que afirma que los usuarios de redes sociales que mienten usan menos pronombres en primera y tercera persona como yo, mi, ella y su, y menos palabras exclusivas como “pero” y “excepto”.

Este modelo, cuando fue utilizado por primera vez por un equipo de investigación en 2003, alcanzó una tasa de precisión del 67% detectando mentiras.

En definitiva, las conclusiones del equipo fueron las siguientes:

Su objetivo era proporcionar una respuesta empírica a los puntos de vista opuestos sobre la relación entre los garabatos y la honestidad.
Descubrieron que una mayor tasa de uso de lenguaje obsceno se asocia con más honestidad.