Llegan las vacaciones y muchos padres se desesperan por llenar la agenda de sus hijos con actividades, pero no siempre se ocupan de jugar.

El juego es el espacio por excelencia en el cual los niños se desarrollan. “Las vacaciones de invierno son un tiempo privilegiado para ver cómo han crecido, lo que han aprendido, compartir con ellos y conectarnos nuevamente con lo que les gusta, conocer sus preocupaciones y darles las herramientas que necesitan para llevar a cabo sus sueños”, explica la psicóloga Mónica Miranda, académica de Educación Básica de la Universidad Andrés Bello (UNAB).

En este corto período, dice, es posible desarrollar múltiples actividades que el ajetreo y obligaciones de la vida diaria limitan. Aquí va una serie de sugerencias para estos días:

Para mantener su actividad cognitiva alerta y preparados para el regreso a clases:

1. Para los días de lluvia, acompañados de comida rica y sencilla, con música de fondo, juegos de mesa en familia, dibujos colectivos donde se escoge una temática y todos los miembros de la familia participan, luego se puede enmarcar y poner como cuadro en la casa: “Vacaciones de invierno 2017”, ojalá sin televisión de fondo que interfiera la comunicación.

2. Actividades manuales como jugar con plasticina, greda (con los espacios físicos protegidos con papel de diario), pintar con tempera, armar puzzles, legos y armar objetos pegando palitos de helados, entre otros.

3. Visitar museos, exposiciones, caminatas por la ciudad con relatos sobre los lugares que van visitando.

Para estimular el área afectivo –social:

1. Cocinar juntos, bailar juntos, realizar las tareas de la casa estimulando el trabajo colaborativo, respeto al otro, esperar turnos y distribución de diferentes tareas que permiten un objetivo común.

2. Ver películas o televisión y leer en familia, escogiendo títulos que estimulen la risa, el goce, conversación sobre temáticas valóricas y que den el espacio a que manifiesten sus inquietudes y buenas experiencias vividas durante el primer semestre.

3. Cuando el clima lo permite realizar actividades al aire libre como visitar zoológicos, trekking, bicicleta y jugar a la pelota, entre otros.

La psicóloga Mónica Miranda, experta en teorías del aprendizaje, subraya que pasar tiempo de vacaciones tiene que ver con generar goce, diversión, intimidad y renovar vínculos sin necesitar grandes sumas de dinero, incluso muchas veces los padres se endeudan por sobre sus capacidades por un concepto mal entendido que estos espacios son para mantener “entretenidos” a los niños. “Lo que ellos más necesitan y disfrutan es pasar tiempo juntos… esas largas tardes de invierno en compañía de sus padres y seres queridos con mucho abrazo terapia”.

En este período, agrega, es posible generar una rutina diaria con horarios flexibles, respetando los tiempos de descanso más prolongados para recuperar energía y descansar.