La periodista gastronómica Ligaya Mishan publicó la pasada semana un artículo en The New York Times, analizando una picada chilena en el distrito neoyorquino de Queens, criticando todos los platos típicos de nuestra cocina.

“La Roja de Todos” es el nombre del establecimiento que José Luis Norambuena, oriundo de Valparaíso, instaló el año pasado en el barrio estadounidense en honor a la selección nacional.

Mishan analiza el pastel de choclo -al que compara con una receta británica- y matiza que “se presenta con una corteza apocalíptica casi tan negra como la olla que se hornea”. “La capa superior es un puré carbonizado de granos de maíz”, detalla.

La periodista explica la procedencia de la paila marina, que “en Valparaíso es una sopa de mariscos que se hace con la pesca del día”.

“Aquí se hace con una mezcla de pescados y mariscos congelados, amontonados tanto como pueden en el tazón: choros alineados como escudos en el borde del recipiente, almejas abiertas llenas de pequeños tentáculos de calamar y trozos de imitación de cangrejo además de camarones, pulpo y peces blancos acechando por debajo. El caldo sobra pero es limpio y simple”, remarca Mishan.

Según la publicación, la especialista en gastronomía probó un “un sándwich de gran tamaño con fina carne cortada” en pan amasado tras el que escribió: “aún resisten mis dientes“. Además, añadió que a última hora del día, el pan se ponía duro pero que “una copa abundante de mayonesa corrige el equilibrio”.

Completos y empanadas

La parte más crítica del reportaje fue en la que se refirió a los completos: “El pan es casero y tan grande que no se ve su contenido. Apenas puedes apreciar la vienesa bajo sus adornos: la palta está bruscamente molida, el tomate picado, la mayonesa viene en una mancha enorme y también lleva el necesario chucrut”.

“Las empanadas también son grandes, más pastosas que escamosas”, anotó la periodista. “Probé una rellena de mariscos cuyo olor encontré tan fuerte como el de los muelles cuando baja la marea”, prosiguió.

El mote con huesillo y los chilenitos con manjar también estuvieron presentes en el menú de la periodista. “Una sombra descansa en el centro como un sol caído: un melocotón secado al sol, engordado durante la noche en agua impregnada de palitos de canela”, piropeó Mishan.