En agosto del 2014, el autodenominado Estado Islámico (EI) marchó hacía el pequeño pueblo de Kocho, cerca de Sinjar en el norte de Irak. Su objetivo era tomar control del territorio que albergaba a 1200 habitantes yazidíes, practicantes de una religión ancestral despreciada por el EI.

Durante su permanencia en el sector, los extremistas masacraron a prácticamente toda la población y secuestraron a cientos de niños y jóvenes a quienes podían darle algún uso. Sólo unos pocos lograron escapar.

Según relató un sobreviviente a Amnistía Internacional, EI obligó a los residente del poblado a reunirse en una escuela secundaria la cual convirtieron en su cuartel general, donde separaron a hombres y mujeres. “Al cabo de unos 15 minutos trajeron vehículos y comenzaron a llenarlos de hombres y niños”, relató Elías, un enfermero de entonces 59 años que logró salvarse de aquel fatídico día.

“Nos bajaron del vehículo junto a la laguna, nos hicieron ponernos en cuclillas en el suelo formando un grupo compacto y uno de ellos nos fotografió. Entonces pensé que nos dejarían marchar después de eso, pero abrieron fuego contra nosotros por la espalda. A mí me dieron en la rodilla izquierda, pero la bala sólo me hizo un rasguño en la rodilla”, recordó.

Me dejé caer hacia delante, como si estuviera muerto, y me quedé allí boca abajo sin moverme. Cuando los disparos cesaron permanecí sin moverme y cuando se marcharon eché a correr. Había otros cinco o seis vivos y también se fueron corriendo de aquel lugar. A todos los demás los habían matado”, explicó el hombre que no volvió a ver a su familia.

La pesadilla  de Nadia

La vida de Elías no fue la única que cambió ese día, pues una joven de 19 años comenzó a vivir una pesadilla de la que no podía despertar.  Nadia Murad vivía junto a su familia en el mismo poblado y pasaba sus días soñando con convertirse en profesora, poco y nada sabía del EI, excepto los horrorosos crímenes que se mostraban en televisión.

La vida en nuestra aldea era muy simple. La gente no vivía en palacios, nuestras casas eran simples, hechas de barro. Nuestra vida era muy, muy feliz antes de que esto sucediera”, contó en una entrevista con BBC.

Nadia antes de la llegada del EI
Nadia en su pueblo antes de la llegada del EI

Un día, caminaba junto a su hermana por las calles de Kocho, cuando vio a los extremistas entrar a su villa. “Los reconocí. ‘Este es el mismo grupo que cometieron los crímenes en TV’”, recordó en otra entrevista con la revista Time. De pronto los combatientes estaban en todas partes. “En las casas, las calles, eran muchos. Algunos llevaban máscaras, otros no. Todos hablaban diferentes idiomas”, agregó.

Tal como Elías, Nadia y su familia obedecieron a los extremistas y llegaron a la escuela donde estaban reuniendo a los pobladores, a quienes le quitaron todas sus cosas de valor. “Se llevaron a los niños mayores de cuatro años a campamentos de entrenamiento. Luego, se llevaron las niñas mayores de nueve años. Después se llevaron unas 80 mujeres, todas mayores de 45, incluyendo mi madre. Unos dicen que las mataron, otros que no. Sin embargo, cuando parte de Sinjar fue liberada, se encontró una fosa común con sus cuerpos“, agregó.

Las jóvenes consideradas hermosas y deseables, entre ellas Nadia, fueron llevadas hasta Mosul -otra cuidad iraquí ocupada por EI- donde fueron vendidas como esclavas o entregadas a los extremistas que abusaron de ellas.

Cada mañana eran obligadas a arreglarse para  ser fotografiadas. Esas imágenes eran exhibidas en las paredes de la Corte de Sharia (que impartía la ley islámica) junto al número de teléfono del combatiente que las poseía en ese momento y a quienes se les permitía intercambiarlas entre si.

Recreación | Youtbe
Recreación | Youtbe

Aterradas de lo que estaba ocurriendo, algunas víctimas buscaron formas para parecer menos atractivas. Nadia vio a mujeres que se cortaban todo su cabello y otras que esparcieron ácido de baterías en sus rostros, pero ni siquiera eso funcionó. Poco a poco comenzaron a perder la fe y varias decidieron acabar con su calvario, terminando con su vida.  “Yo no quería matarme, pero sí quería que ellos me mataran”, confesó Nadia.

Los días pasaron hasta que llegó el turno de Nadia. Uno de los extremistas la había elegido. “Levanté mi cabeza y lo miré, era enorme, y comencé a gritar”, aseguró. El sujeto que tenía cabello y barba larga arrastró a la chica por el sueldo, quien estaba aferrada a sus sobrinas que también estaban siendo ofrecidas. “Nos golpearon con palos mientras nos sujetábamos. Él me tomó por la fuerza y me arrastró”, asegura.

Cuando iban saliendo, vio como otro combatiente más pequeño se llevaba a otra esclava. Como pudo logró liberarse de su captor y se arrastro a los pies del otro extremistas. “Básicamente salté a sus pies, y le dije, le rogué, ‘Libérame de este gigante, tómame para ti y haré lo que quieras’”, recordó. El hombre pequeño sintió compasión y decidió llevarla para él.

AFP
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El nuevo captor de Nadia era alto y delgado, con el pelo largo, una barba recortada y dientes que salían de su boca. Estaba casado y tenía una hija, pero la joven jamás las conoció. A los pocos días, la mujer y la niña salieron de la casa y el sujeto aprovechó el momento para abusar de Nadia. “Un día me forzó a vestirme para él y ponerme maquillaje. Lo hice, y esa noche negra, él lo hizo”, recordó.

Aunque trató de escapar, no pudo. “Esa noche me golpeó, me obligó a desnudarme y me puso en una habitación con seis militantes. Ellos continuaron cometiendo delitos contra mi cuerpo hasta que quedé inconsciente”, agregó.

Ninguno de sus captores mostró remordimiento de lo que hacían con ella, al contrario. “Esta no es mi esposa, es mi sabia,  mi esclava“, decía el hombre que la mantenía prisionera a los otros, para luego disparar al cielo como un signo de felicidad.

“Todos los miembros de ISIS tienen el mismo comportamiento y nos trataban con el mismo nivel, pero éste que me llevó me dijo que era un hombre muy, muy malo. Me sometieron a muchas cosas malas, en total 12 hombres me violaron“, aseguró en una visita reciente Escocia, donde conoció al primer ministro Nicola Sturgeon.

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Una luz de esperanza

En noviembre del 2014, Nadia logró escapar cuando el sujeto olvidó cerrar la puerta con llave mientras iba al supermercado a comprarle ropa nueva para una nueva ola de violaciones.

“–Luego de escapar- Golpeé en una casa, una familia musulmana que no estaba conectada con EI vivía ahí y les pedí ayuda. Les dije que mi hermano les daría lo que quisieran a cambio”, ellos la ayudaron. “Me dieron un abaya (velo) negro y un documento de identidad islámico y me llevaron hasta la frontera“, dijo a BBC.

Allí se dirigió hasta un campamento de refugiados, desde donde fue traslada a Alemania. Una vez libre, comenzó a contar su historia al mundo y se convirtió en una  activista que lucha contra los horrores del EI.

La joven ha viajado por toda Europa y se ha presentado frente a diversos parlamentos, además de la ONU para crear consciencia sobre lo que sufren las mujeres yahidistas. La abogada de Derechos Humanos Amal Clooney (esposa del actor George Clooney), ha sido su compañera en todo momento y también la encargada de representarla legalmente.

“Sabemos que hay violaciones sistemáticas, y que todavía están ocurriendo. Sin embargo, nadie está siendo obligado a rendir cuentas. Es hora de que veamos a los comandantes del EI en el banquillo de La Haya, y me honra haber sido invitada a representar a Nadia y a la comunidad Yazidi en su búsqueda de responsabilidad legal“, declaró la abogada.

Nadia Murad
Nadia Murad

Según expertos de la ONU, unos 3.200 yazidíes siguen estando bajo el poder del  EI, la mayoría en Siria, donde las chicas son convertidas en esclavas sexuales y los hombres son adoctrinados para ir a combate. “Juro por Dios que todos estamos tan cansados. Nos sentimos abandonados por el mundo (…) Le pido al mundo que haga algo por nosotros“, suplicó la sobreviviente en Escocia.

Desde septiembre pasado, Nadia es embajadora de buena voluntad de la ONU y lucha en favor de la protección de las víctimas del tráfico de personas.

Nadia Murad
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Yezidi
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WASHINGTON, DC - JUNE 21: Nadia Murad, (C), human rights activist, arrives at a Senate Homeland Security and Governmental Affairs Committee hearing on Capitol Hill, June 21, 2016 in Washington, DC. The committee heard testimony "The Ideology of ISIS," and examining ISIS ideology and how it relates to the most recent terror attack in Orlando. Mark Wilson/Getty Images/AFP
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Nadia Murad (2ndR) UNODC goodwill Ambassador and human rights lawyer Amal Clooney (R) attend a meeting with the French Foreign affairs minister Jean-Marc Ayrault at the United Nations Headquarters in New York on September 19, 2016. / AFP PHOTO / POOL / KENA BETANCUR
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Nadia Murad , public advocates for the Yazidi community in Iraq and survivors of sexual enslavement by the Islamic State jihadists delivers a speech after being awarded co-laureate of the 2016 Sakharov human rights prize, on December 13, 2016 at the European parliament in Strasbourg. / AFP PHOTO / FREDERICK FLORIN
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