La idea era simple: dibujar bicicletas de memoria. Esto quiere decir, llevar al papel el modelo de bicicleta que tuviésemos en mente, nuestro boceto original de cómo debería ser una. El diseñador Gianluca Gimini creía que mediante esta técnica podría recopilar nuevas y frescas ideas.

Y así, acudió a su círculo más cercano para que les dibujara una bicicleta, o lo que ellos pensaban de una. De vuelta, recibía ilustraciones muchas veces defectuosas, con proporciones inexactas, desprolijas y destartaladas. Pero el diseñador buscaba precisamente eso.

Con todos los dibujos en su poder, el diseñador se dio a la tarea de llevarlos a la realidad. Trabajó, así, en la confección de estos modelos tratando de adaptar esos errores técnicos que en el boceto resistían.

El resultado de la compilación fue un éxito: Gimini creó biciletas tan originales como imposibles, y todo gracias al ingenio ajeno de sus amigos. El diseñador se transformó en el puente entre los dibujos y los nuevos transportes.

La web Cultura Inquieta recopiló los mejores ejemplos del ejercicio. En la mayoría de los modelos, llama al atención la simpleza: carecen de implementos sofisticados y diseños grandilocuentes. A primer avista, lucen como cómodos medios de transporte, ligeros y amigables. A continuación, la muestra: el boceto original y luego el modelo de Gimini.

Los bocetos de bicicleta que se convirtieron en una
Cultura Inquieta
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