La rivalidad entre los hermanos alemanes Rudolf y Adolf Dessler, creadores respectivos de las marcas de ropa deportiva Puma y Adidas, divide desde hace décadas a la población de Herzogenaurach, una elegante ciudad de Baviera.

Helmut Fischer, un ex ejecutivo de Puma, mira “automáticamente” los pies de sus interlocutores antes de saludarlos, una costumbre local, que le vale a esta localidad de 25.000 habitantes, capital del calzado deportivo, el apodo de “ciudad de las miradas bajas”.

La hostilidad entre los hermanos Dessler impregna el lugar y Fischer, de 67 años, con varios felinos tatuados en sus pantorrillas y su espalda, se abstendrá de hinchar a favor de la selección alemana en la Eurocopa que se inicia esta semana en Francia. La razón es muy sencilla: la casaca de la Mannschaft lleva el emblema de Adidas.

“No miro ninguno de sus partidos, salvo cuando se enfrentan a un equipo patrocinado por Puma”, confiesa.

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Esa postura radical es vestigio de una época en la cual los residentes de Herzogenaurach se identificaban por sus zapatillas: Adidas al sur del Aurach, el río que surca la ciudad, y Puma al norte.

Las hipótesis sobre el cisma familiar son múltiples: celos, papeles de las esposas, relaciones extraconyugales… Rudolf, el mayor, fue enviado al frente por los nazis, mientras su hermano Adolf se ocupaba de los negocios familiares.

Pero “el secreto nunca se supo”, resume Jörg Dassler, nieto de Rudolf, el fundador de Puma, director de una empresa organizadora de eventos.

‘Adi’ Dassler

La empresa matriz, Gebrüder Dassler (“Hermanos Dassler”), fabricante de calzados, se escinde en 1948 y Rudolf se marcha con trece operarios. Adolf conserva unos 40 empleados y las maquinarias y crea la marca “Adidas”, una contracción de las primeras letras de su nombre y de su apellido.

La guerra fue sin cuartel. En los Juegos Olímpicos de 1968, Adidas logra que la Aduana mexicana bloquee la entrada de zapatillas Puma. En 1979, Puma contrata a Pelé, rompiendo un pacto de no agresión que estipulaba que ninguna de las dos marcas contrataría al Rey del fútbol, considerado demasiado caro.

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“La querella familiar se extendió a todos los empleados”, afirma Jörg Dassler, que solo una vez en su vida se cruzó con su tío Adolf, sin hablarse.

En los años 60 y 70, los empleados de las dos empresas “no se sentaban a la misma mesa en los bares”, recuerda Georg Hetzler, un jubilado de 85 años, que formaba parte del contingente que había seguido a Rudolf.

“Cuando empecé a trabajar en Adidas hace 30 años, estaba prohibido pronunciar el nombre de Puma; decíamos ‘la competencia del otro lado del Aurach"”, contó a la AFP el actual presidente de la marca de las tres rayas, Herbert Hainer.

“Pero todo eso ya acabó”, asegura.

La centenaria panadería Römmelt, en la plaza el mercado, optó por la neutralidad. “Mis padres tenían un par de cada marca en el coche, para que los dejen entrar” cuando entregaban mercadería en una u otra empresa, recuerda con una sonrisa Klaus Römmelt, de 53 años.

Desde inicios de los años 90, ningún Dassler estuvo al mando de Adidas o de Puma. Ambas empresas están cotizadas en Bolsa y contratan personal en todo el mundo, lo cual volvió algo obsoleta esa pelea pueblerina.

Además, el estadounidense Nike se convirtió de lejos en el número uno del mercado de la vestimenta deportiva, con una facturación de 27.000 millones de euros, frente a 17.000 millones de Adidas y apenas 3.000 millones de Puma.

Paz engañosa

Los hermanos enemigos enterraron oficialmente el hacha de guerra en 2009, con un partido de fútbol con equipos que mezclaban jugadores de ambas plantillas.

El patrón noruego de Puma, Bjørn Gulden, que también trabajó en Adidas, aseguró a la prensa alemana que los dos grupos cultivan ahora “una sana rivalidad”.

Pero décadas de enredos no se deshacen fácilmente.

Adidas se opuso recientemente a la atribución por la alcaldía de un permiso de construcción para que Puma amplíe su sede.

Y ambos se acusan mutuamente de plagio en los tribunales.

Sus últimos modelos de calzado deportivo, el “Boost” de Adidas y “NRGY” de Puma, tienen un extraño parecido, con sus suelas eTPU, un amortiguador granulado. Puma había empezado a desarrollar esa tecnología con la empresa química BASF, que cesó la cooperación para continuarla… con Adidas.

Puma asevera que hizo “todo lo posible” para encontrar un acuerdo extrajudicial, pero en vano. “La historia se repite”, bromea Neil Harriman, director del departamento jurídico de la marca del felino.

Puma se proclama inventor de los tapones, o tacos, intercambiables. Pero fue usando los de Adidas que la selección alemana ganó su primera copa del mundo en 1954, derrotando a Hungría, la favorita. Desde entonces, la Mannschaft juega con las tres bandas en los pies.

Herzogenaurach sigue teniendo dos equipos de fútbol: ASV, patrocinado por Adidas, y FC, por Puma. Pero desde 2014 las categorías juveniles se entrenan con la misma camiseta. “Algo inimaginable hace cuarenta años”, comenta el alcalde, German Hacker.

No obstante, aún es prematuro pensar en una fusión de ambos clubes. “Eso es algo lejano. Los esquemas familiares están aún demasiado presentes en las mentalidades”, agrega.