Además de proteger ecosistemas, resguardar sitios críticos para la reproducción y sobrevivencia de diversas especies y actuar como amortiguadores frente a impactos del cambio climático y desastres naturales, las Áreas Marinas Protegidas (AMPs) tienen un positivo efecto sobre las pesquerías.

Se ha demostrado que pueden aumentar el tamaño, densidad, biomasa y riqueza de los stocks pesqueros, no sólo al interior de ellas sino que en zonas aledañas. Este “efecto rebalse” se evidencia en larvas, juveniles y peces adultos que se mueven más allá de los límites de la AMP.

Por lo mismo, son una herramienta importante en la recuperación de las pesquerías, la seguridad alimentaria a largo plazo y la mantención de medios de vida vinculados a la pesca.

Un ejemplo cercano de mejora en el estado de los recursos marinos a través de Áreas Marinas Protegidas es el de la langosta espinosa en Galápagos, que tras varios años de sobreexplotación, hoy se encuentra en fase de recuperación.

En este caso, se trata de dos especies, la langosta roja (Panulirus Penicillatus) y la langosta verde (P. Gracilis), las que de estar en un estado de sobreexplotación en la década pasada actualmente están en un estado saludable.

En 2008 un buzo capturaba en promedio 21 kg de langosta por día; en 2016 capturaron 37 kg. En 2011 esta pesquería generó medio millón de dólares y en 2016 1.8 millones de dólares. Esta recuperación se ha debido a varios factores, relacionados con la implementación de medidas administrativas restrictivas durante la operación y desarrollo de estrategias de diversificación, no sólo para complementar las pérdidas económicas debido a las restricciones, sino que también como una nueva forma de aprovechar el potencial del entorno que los rodea, siempre de una manera sostenible.

Experiencias como ésta nos permiten comprobar que las Áreas Marinas Protegidas bien manejadas no son un peligro para las actividades económicas, sino que un impulso a la sustentabilidad de ellas en el tiempo.

Chile se ha consolidado como un pionero en la conservación de los océanos y todos los sectores de la sociedad deben sentirse orgullosos de este logro, que vela por el interés general del país conservando sus riquezas más preciadas. Porque conservar la naturaleza y sus recursos es una de las máximas expresiones de beneficio al bien común, algo que WWF ha evidenciado a nivel global y para lo cual hemos puesto al servicio de los chilenos toda nuestra capacidad técnica, trabajando con las mejores universidades chilenas e internacionales y con científicos de primer nivel mundial.

Porque hemos entendido que nuestros recursos naturales son agotables y si el ser humano no es responsable de su explotación, sencillamente desaparecerán.

Asimismo, creemos que no es una decisión inteligente esperar que las pesquerías estén colapsadas o sobreexplotadas para implementar o crear herramientas de protección. Debemos hacer uso del principio precautorio contenido en la Ley de Pesca y proteger estos ecosistemas pensando en que queremos que la actividad pesquera sea viable en el largo plazo. En los últimos años se ha demostrado que el cortoplacismo no es la manera en que queremos hacer uso de los recursos naturales.

En la protección de nuestro maritorio hemos conocido diversas formas de protección atendiendo a las necesidades específicas de cada zona. Una de las figuras que ha adquirido gran relevancia son las Áreas Marinas Protegidas de Múltiples Usos, donde convergen la conservación de los ecosistemas marinos y las actividades vinculadas a la pesca y también al entorno.

En este sentido, extendemos la invitación a toda la industria a elevar los estándares y situarse a la altura de los mejores a nivel mundial, de modo que algunos actores del sector no sigan percibiendo la protección de los océanos como un freno a sus resultados económicos sino más bien como una herramienta para generar una economía azul.

En cuanto a las nuevas Áreas Marinas que han sido decretadas y que llevan la protección del mar chileno al 42,4% de la Zona Económica Exclusiva, sin duda es necesario tener claro que la tarea recién comienza. Porque para que la conservación pueda hacerse una realidad palpable es necesario que se diseñen e implementen planes de manejo que consideren control y vigilancia efectiva, para evitar actos de ilegalidad. A esto se suma el financiamiento para los planes de manejo y estrategias para el desarrollo de manejo pesquero efectivo, aspecto sobre el cual la comunidad de Juan Fernández nos ha dado un tremendo ejemplo a seguir.

Valesca Montes
Coordinadora de Pesquerías Sustentables de WWF Chile

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