Esta semana marcará un precedente en materia de salud. Por primera vez en la historia, un gobierno incluirá dentro de sus políticas públicas una regulación a las cirugías plásticas. Reino Unido iniciará una ofensiva en contra de los cirujanos cosméticos y clínicas estéticas, a quienes se los evaluará de acuerdo a su calidad en atención por la Care Quality Commission, la comisión de Salud de dicho país. La iniciativa busca entregar una voz y amparar a los pacientes, dentro de este verdadero mercado negro de la cirugía estética, que pareciera desobedecer todos los parámetros de la ética médica.

Chile no ha quedado indiferente. Los múltiples casos de imprudencia e impericia médica a manos de cirujanos no acreditados, llevaron a que la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica (SCCP) emprendiera una campaña que busca informar a las personas, para que puedan tomar la mejor decisión al momento de escoger un cirujano plástico. Bajo el lema #QueTuCirujanoSeaPlástico pretenden entregar una verdadera guía para que los pacientes sepan identificar y puedan escoger de forma responsable al profesional más idóneo para el procedimiento que se deseen realizar.

Actualmente, nuestro país carece de una legislación que regule quiénes puedan ejecutar una cirugía estética o reconstructiva. No existe una ley de especialidades, por lo que cualquier médico está facultado legalmente -mas no éticamente- a realizar cualquier procedimiento. Para ser cirujano plástico en Chile se deben cursar siete años de medicina, luego tres años de especialización en Cirugía General y una vez terminada, concursar por uno de los seis cupos anuales existentes para ingresar al programa de subespecialización en Cirugía Plástica Reparadora y Estética (tres en las universidades de Chile y Católica), de dos a tres años de duración.

Los médicos que optan por especializarse fuera de Chile, al retornar al país deben rendir un examen y ser acreditados por la Corporación Nacional Autónoma de Certificación de Especialidades Médicas (Conacem), proceso similar a los médicos que optan por el proceso de adiestramiento en práctica, luego de lo cual son reconocidos como cirujanos plásticos y pueden así ingresar como miembros a la SCCP.

En síntesis, todo cirujano plástico acreditado, tiene -al menos- doce años de estudios universitarios formales.

Dado que esta situación es común a otros países, las agrupaciones científicas de cirujanos plásticos en México y Colombia iniciaron también campañas para gatillar un cambio que se pedía a gritos y que las autoridades no escuchaban. Iniciativas que aumentaron luego de la vorágine de “cursos exprés”, efectuados con fines meramente económicos en otros países de Sudamérica, en los cuales se capacitan a médicos durante días a meses para realizar cirugías estéticas, tales como aumento mamario, abdominoplastía, liposucción, inyecciones de toxina botulínica, entre otras.

Importante es aclarar que no existe especialidad médica de “medicina estética” o “cirugía cosmética” en el mundo. Las distintas universidades imparten “Cirugía Plástica”, la cual incluye los procedimientos reparadores (reconstructiva) y estéticos (cosméticos) que desempeñan quienes están debidamente acreditados.

Por eso, el Gobierno y las autoridades del Ministerio de Salud locales no pueden seguir permitiendo este hecho, ya que cientos o quizás miles de pacientes se ven afectados año a año por esta situación. Es urgente que se realice una mesa de trabajo, en la cual se pueda crear un estatuto que limite el ejercicio de esta profesión y que contenga los requisitos mínimos para certificar las competencias de los médicos. No deberían realizar cirugías plásticas personas que evidentemente adolecen de las competencias necesarias para ejecutar correctamente los procedimientos o resolver sus complicaciones.

En el intertanto, es imprescindible que las personas tomen los resguardos necesarios antes de operarse. Es necesario que el futuro paciente esté 100% seguro de que el profesional que realizará la intervención es idóneo. Toda cirugía involucra riesgos, por lo que es menester que el paciente se opere en un establecimiento de salud acreditado y con un cirujano plástico certificado. El paciente debe conocer cuáles son las eventuales complicaciones de su cirugía, para así identificarlas precozmente y evitar luego secuelas irreparables. No hay que trivializar el acto médico.

Stefan Danilla
Cirujano plástico, especialista en Cirugía Estética y Reconstructiva de la U. de Chile.
Director de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica (SCCP)

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