El periodista y analista internacional, Raúl Sohr, sentenció que los parlamentarios que destituyeron a la presidenta Dilma Rousseff generaron una “ruptura muy profunda en Brasil”.

El Senado brasileño aprobó hoy la destitución de Rousseff, tras hallarla culpable de los crímenes de responsabilidad que se le imputaban, específicamente de adulterar las cuentas fiscales sin autorización del Congreso en 2015.

Para Sohr el resultado del impeachment no fue sorprendente. De hecho, señaló que el comienzo del fin era evidente desde que fue suspendida de su cargo en mayo porque los senadores que apoyaron la moción no iban a echarse para atrás en la votación definitiva después del precio que tuvieron que pagar frente a la opinión pública.

Según el profesional, Michel Temer nunca tuvo una estrecha comunión con Rousseff, ya que si bien éste pertenecía un partido aliado al de la presidenta, ocupaba un lugar secundario y se sentía opacado. “Muchos dicen que eso alimentó en él un gran rencor y resentimiento hacia Dilma, al sentirse ninguneado”, remarcó.

Sohr destacó que dos tercios de los parlamentarios que impugnaron a Rousseff tienen casos en tribunales por corrupción. Incluso el presidente del Senado, Eduardo Cunha, está acusado de tener cuentas ilegales en el exterior y de estar involucrado en una serie de escándalos, recordó el experto.

“Con eso uno ve poca autoridad moral en quienes la juzgaron, considerando que a Dilma no se le acusó de nada en lo personal. Es una acusación por responsabilidad en el manejo del Gobierno, específicamente el maquillaje de algunas cifras, cosa que se hicieron en todos los gobiernos anteriores”, remató.

La explicación, según Sohr, es que la elite brasileña decidió este juicio político por la entrada de ese país en una crisis económica. Sin embargo, el analista internacional advierte que eso puso fin a un gobierno democráticamente electo, que obtuvo 54 millones de votos, por lo que tomaron un riesgo enorme.

“Si es un golpe (de Estado) o no es un tema más bien semántico, porque interrumpir un gobierno que tiene un mandato democrático por un pequeño grupo de parlamentarios -61 senadores- es realmente poco presentable. Y tanto más porque no hay un delito personal de la persona impugnada. No hay nada de judicial”, dijo.

Para el periodista hay conciencia en quienes la destituyeron de que han generado una ruptura muy profunda en Brasil y esto traerá consecuencias de largo plazo. “Esto es un mazazo al sistema democrático, pues sin probar cargos específicos, terminaron con el gobierno”, expresó.