Una vez más, una marcha estudiantil por el centro de Concepción, terminó con violentos enfrentamientos entre encapuchados y fuerzas especiales de Carabineros en las inmediaciones de la Universidad de Concepción.
En esta ocasión, los encendidos discursos en el exterior de la rectoría Enrique Molina dieron paso al lanzamiento de botellas de vidrio con pinturas y piedras contra el edificio.
Pese a la violencia, nadie salió herido, ni ninguna ventana se quebró, porque están “reforzadas”, tras los reiterativos ataques. Sólo quedaron nuevas huellas de una movilización, representadas con manchas rojas de pintura.
¿Cómo es posible que la Rectoría de la Universidad de Concepción necesite blindar sus ventanas por los ataques a los que se expone? Es violento que una Universidad, tenga que llegar a este extremo.
Y luego, otra vez.
Destrucción. Fuerzas Especiales de Carabineros enfrentándose con encapuchados, dejando a su paso, los faroles ornamentales en el suelo, destrozo del las baldosas, el semáforo destruido.
Lo que se suma a un vehículo de la universidad completamente quemado en el propio Campus penquista, y el robo, propio de delincuentes, de otro auto estacionado en el mismo lugar.
Y lo que se suma al ingreso por la fuerza a la Biblioteca, aplicando por parte de un estudiante el uso de la fuerza contra un guardia del lugar.
Y se suma al estado deplorable en el que queda el Barrio Universitario, entre el gas lacrimógeno que acompaña a los funcionarios, por días, y los caminos y pilares cercenados por los encapuchados.
¡Y ya basta de sumar… a dónde vamos a llegar así!
Esta vez habló un representante de la administración de la Universidad. Se trata del Vicerrector de Asuntos Económicos, Alejandro Santa María, quien confirmó que hay alumnos de la casa de estudios involucrados.
La autoridad universitaria dejó en claro que los estudiantes que se sean sorprendidos en estos hechos se exponen a sanciones que van desde una amonestación hasta la expulsión.
Y ya que hablábamos de sumar, otro elemento está puesto en la real representatividad de quienes lideran las tomas, hecho evidente tras la escandalosa votación en la Facultad de Educación, donde 145 votos a favor, pesaron más que 180 votos en contra de la toma, que se llevó a efecto, de todas formas, con el evidente repudio del resto de los estudiantes.
El vicerrector de Asuntos Económicos de la Universidad de Concepción, así lo planteó.
¿Y qué dirá la Federación de Estudiantes otra vez?
Qué los destrozos no se condicen con la represión policial y la falta de diálogo de la Rectoría, pero sin condenar nunca claramente los hechos de violencia de los encapuchados porque no es un tema “consensuado”.
Otra vez, lo mismo.
Es indignante ver, cada jueves, a uno de los símbolos de la ciudad, como escenario de batallas campales, en la que un grupo pequeño de encapuchados expulsa su adrenalina con el lanzamiento de piedras y molotov, que claro, impactan en un carro lanzaagua o en los escudos de un fuerza especial, pero que nunca antes dañaron tanto al movimiento que dicen representar.
