Se ha dicho hasta el cansancio: no debe alimentarse a la fauna silvestre. Pero el chileno es terco y también pareciera serlo el humano de otras latitudes. En Costa Rica, por ejemplo, el problema llegó al punto de que las leyes ticas prohibieran tomarse fotografías o grabarse dando alimentos a este tipo de animales.

Bajo esa normativa, los protagonistas de las fotografías recibidas por BioBioChile serían sancionados.

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Se trata de imágenes que muestran como un grupo de cinco personas alimenta con pellets a una manada de zorros, mientras se fotografían, en el camino hacia Farellones. “Con la cantidad de avisos sobre no alimentar a los animales salvajes que tenemos subiendo hacia Farellones, aún existen ellas…”, decía el mensaje de denuncia que acompañaba a las capturas.

Riesgos y perjuicios a la fauna

A propósito de otro caso, cuando un cóndor llegó al balcón de un edificio en Las Condes, el encargado de comunicaciones del parque zoológico Buin Zoo, Gustavo Von Der Marwitz, indicó a nuestro medio que “nunca es buena idea alimentar a un animal silvestre, ya que este comenzará a acostumbrarse a tener comida fácil, perdiendo su capacidad de cazar o de buscar su propio sustento, internándose en zonas pobladas”.

Que los animales pierdan el miedo a las personas resulta extremadamente peligroso para ambos. Después de ello, los zorros de la imagen podrían acercarse a otras personas que, al temerle o incluso con intención, pueden causarle daño. De volverse una conducta habitual podría también interferirse con sus ciclos migratorios afectando la debida reproducción y conservación de la especie. Los humanos, además del riesgo de ser atacado en el preciso momento, corren el riesgo de ser acosados en un futuro.

Otro problema serio tiene relación con el alimento que se de a los animales, ya que muchas veces no son parte de su dieta natural lo que puede provocar enfermedades, heridas en la boca, en el aparato digestivo e incluso la muerte. Debido a ese cambio de dieta ya se reportan padecimientos propios de los humanos en los animales silvestres, como sedentarismo, grasa en órganos internos y caries. Por ejemplo, en el caso de las aves silvestres existe la deformidad llamada “ala de ángel” que afecta a patos, gansos y cisnes alimentados artificialmente.

Además, la alimentación humana de fauna silvestre puede generar tensiones antinaturales entre los animales que, si es el caso, compiten por la comida.

Turismo Responsable con los Animales, iniciativa de la Fundación FAADA, creada para exponer las problemáticas relacionadas con el uso de animales en el sector turístico, también advierte que “dar de comer a los animales en zonas donde pasan coches es peligroso tanto para ellos, como para las personas y sus vehículos. Los animales pueden acabar atropellados o pueden intentar entrar en los coches en busca de comida. En 1998, en el Yosemite National Park (EEUU) más de 1.100 vehículos fueron “atacados” por los osos del parque”.

“Muchos ven un animal y dicen: ‘Pobrecito, tiene hambre’. No siempre es cierto, los animales obtienen su comida de forma natural, en épocas del año hay periodos de menor disponibilidad de comida, pero eso también es parte del proceso natural que ayuda a regular las poblaciones”, manifestó la investigadora del centro Icomvis de Costa Rica al diario La Nación de su país.

alimentando animales silvestres
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