El bloqueo de taxistas al aeropuerto de Santiago dejó entre sus consecuencias personas que perdieron vuelos, congestión kilométrica de vehículos, pasajeros que debieron trasladarse a pie por la carretera y el rechazo del Gobierno.

Pero la jornada también se vio marcada por la muerte de un hombre de origen brasileño, Mario Suzuki de 66 años, quien falleció tras sufrir un infarto en medio de la manifestación. Junto a él se encontraba su esposa, Margareth Suzuki, ambos llevaban 44 años de casados y este viernes, en entrevista con LUN, se refirió a lo ocurrido.

Entre sus dichos, la mujer aseguró que su marido antes de venir a Chile ya presentaba problemas de salud, por lo que descartó la vinculación de su deceso con la manifestación de los taxis.

“Quiero decir que nadie tiene la culpa de lo que pasó (…) él estaba nervioso porque quería volver a Brasil, era hipertenso y tomaba medicamentos. Yo sé que los medios han intentado encontrar una explicación, pero no hubo responsable. Fue una cosa del destino“, dijo.

Suzuki describió que antes de dejar el hotel ambos ya sabían sobre la congestión en el aeropuerto, por lo que salieron con cinco horas de anticipación con el fin de evitarlo.

Al encontrarse con el atochamiento, su marido comenzó a ponerse nervioso y en lapsos de ansiedad salía y entraba del vehículo detenido.

“Yo trataba de decirle que ya estábamos cerca pero era inútil. Cuando por fin se tranquilizó y se sentó en el auto, dio un suspiro fuerte y se quedó quieto. No era posible que se hubiese quedado dormido así de rápido. Entonces lo empecé a sacudir y a llamar, pero no me respondió más”, explicó.

Sobre lo ocurrido, la mujer señaló que el infarto se produjo a raíz de los nervios y los problemas de salud que lo aquejaban y no por los autos que se encontraban en el lugar. Luego del fallecimiento de su marido, la esposa comenzó una serie de trámites para que pudiese retornar a Sao Paulo con él.

No obstante los episodios negativos que vivió Margareth Suzuki, destacó la ayuda que recibió en el momento. “Recuerdo especialmente a un chico de polera negra, que no sabemos de dónde apareció, pero que le hizo masajes cardíacos a mi marido hasta que llegaron los policías en helicóptero (…) a lo mejor ahí me habría quedado pensando que murió porque faltó asistencia, pero no. Este era su momento y ya está”.