Tan sólo 34 de las 424 calles y avenidas de la comuna de Santiago tienen nombre de mujer, predominando las religiosas y madres o señoras de personajes históricos.

Las calles en honor a la profesora Amanda Labarca, la escultora Rebeca Matte y la “cantinera” del Ejército Irene Morales, son tres de los nombres más conocidos en la capital chilena.

Cifra que contrasta con el 54% de calles con nombres de hombres (229), configurados en su mayoría por expresidentes y autoridades, militares, profesionales de diversas áreas e incluso bomberos. Según demuestra un análisis realizado por El Mercurio.

Esta situación es semejante en varias capitales del mundo, donde los nombres de mujeres se leen en cifra no mayor al 10% de las calles, a excepción de la gigante Sao Paulo, donde el 16% de los pasos viales se llaman como mujeres; muy contrastado con el 3,3% de Lima, dos de las ciudades de América Latina que llevan estos registros.

Según un estudio de la geógrafa italiana María Pía Ercolini, quien ha estado analizando este fenómeno, determinó que en Roma, apenas el 3,5% de las vías se llaman como una mujer.

En tanto, en París existe una relación de una vía femenina por cada cinco masculinas, mientras que en Madrid el 80% tienen nombre de hombres.

“Sexismo en los nombres de lugares”

“Queremos levantar la cabeza y buscar huellas femeninas, y que las nuevas generaciones no se identifiquen solamente con modelos y maniquíes”, dijo la geógrafa italiana al rotativo.

Ercolini explicó que su proyecto ‘Toponomastica feminile’ está dedicado a las mujeres para “compensar el sexismo evidente que caracteriza a los nombres de los lugares”.

Para Paula Hernández, del Centro Interdisciplinario de Estudios de Género de la Universidad de Chile, a pesar de reconocer no haber tenido conocimiento de la cifra, indicó que no le sorprendía.

“Si tenemos en consideración que las mujeres se encuentran sub-representadas en todo el ámbito público y los espacios de poder, ¿por qué tendrían que ser nombres de las calles una excepción?”, comentó al respecto.

Hernández criticó también que, a pesar de que en el Congreso Nacional hay alrededor de un 15% de mujeres, “aún ganamos 30% menos que los hombres por igual trabajo”.

“Por lo tanto, el hecho de las mujeres no sean nombradas en la toponimia de las ciudad es sólo un reflejo de una exclusión sistemática de ciertos sujetos en la historia republicana”, sentenció Hernández.