El plan Santiago Respira ha generado gran revuelo principalmente por la medida que pretende implementar restricción de manera permanente a vehículos catalíticos inscritos antes del año 2012, entre el 1 de mayo y 31 de agosto del 2017, y a motocicletas que fueron inscritas antes de 2010.

Para el experto en contaminación atmosférica, de la Universidad de Santiago, Ernesto Gramsch, estas medidas vienen a implementarse en un escenario para nada favorable y señala que no se consideró a los automovilistas afectados.

“Antes de prohibir, hay que dar opciones, y esas opciones no se dieron en este caso. Entonces, eso dificultará que el plan se cumpla. Uno de los problemas que veo en la restricción vehicular, es que no ofrece ninguna alternativa real para los automovilistas, porque el Transantiago no está funcionando, el Metro no da abasto, y aunque se restrinja, va a existir una gran cantidad de autos circulando”, afirma Gramsch.

Para el experto, la única alternativa viable para implementar de manera exitosa el plan que pretende combatir la contaminación, es fortaleciendo las líneas de trenes, y apurar las construcciones de nuevas líneas de Metro para así darle una alternativa a todos los automovilistas que no podrán utilizar sus autos.

“Hay varias líneas que están disponibles y que pueden contribuir a disminuir el uso del vehículo. Por ejemplo, se puede potenciar el tren que va entre Santiago centro y San Bernardo; el que va hacia Melipilla; o el tren que se dirige al norte y se usa solo para carga, el cual debería ser transporte público. Además, se debe apurar la construcción de líneas de Metro en ejecución y nuevas”,propone Gramsch

Pese a todo, el académico sostiene que la medida es buena pues los vehículos generan cerca del “40% de material particulado fino”, material que es uno de los más dañinos para la población. No obstante,”el criterio por antigüedad, no es tan buena decisión“, puesto que un auto nuevo puede ser tanto o más contaminante que uno antiguo, afirmó el experto en contaminación atmosférica.