De un 33 a un 38% subió la tasa de morosidad en la región del Maule entre diciembre de 2015 y diciembre de 2016. Ese es uno de los resultados que arrojó el XV Informe de Deuda Morosa preparado por la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián (USS) y la empresa Equifax.

El documento, dado a conocer hace un par de días, resalta que dicha variación porcentual es la segunda más alta del país en ese período, después de la Región de Atacama.

Además, se señala que el 38% de morosidad que registró el Maule lo ubica en la media nacional. Es la séptima región con mayor indicador, lugar que comparte con la Región Metropolitana.

Al respecto, Ricardo Ibáñez, gerente general del estudio jurídico Grupo Defensa, destacó que se ha deteriorado el Índice de la Calidad de la Deuda (ICD) de los maulinos. “En esta región, la cantidad de personas con deuda al día en diciembre 2015 era de un 67%, cifra que un año después disminuyó a un 62,1%, bajando del quinto al octavo lugar entre las regiones del país en esta materia”, explicó.

Además consignó que, en 12 meses, el valor de la deuda promedio en el Maule tuvo una variación mínima, pues subió de $1.201.194 a $1.207.933, pero eso se tradujo en caer de la novena a la décima región con mayor monto.

El abogado recalcó que “lo que podría ser más preocupante es que la mora está prácticamente en el doble del ingreso promedio de las familias de la Región del Maule, que es del orden de los $607.551. “Esto implica que la gente tendría que trabajar dos meses solo para salir de la mora y ni siquiera pagar la deuda, lo que es técnicamente imposible”, comentó al recordar que “lo recomendable es que se destine al pago de créditos un 25% de la renta”.

Asimismo, analizó que este escenario regional se traducirá en que vayan al alza la imposibilidad de pagar los créditos, las cobranzas judiciales y el remate de propiedades de las personas. Por eso, sostuvo que “con estos indicadores, cobra especial relevancia que la gente haga uso de la Ley de Insolvencia y Reemprendimiento, que podría sacarlos del endeudamiento en el cual se encuentran”.

Tras señalar que por género se mantiene la proporción nacional de 51% de mujeres morosas versus un 49% de hombres, el experto dijo que esta región se mantiene similar al informe pasado en cuanto a los rangos etarios de los morosos, entre los cuales “crecen en forma desproporcionada los adultos mayores y los jóvenes.

Resaltó que “lo preocupante es que, al tener vivienda propia el 70% de las personas mayores de 60 años, estos ven expuestos sus bienes raíces al remate por el no pago de las deudas. En tanto, el endeudamiento de los jóvenes crece a un ritmo del 30% y al entrar a Dicom no encuentran trabajo”, indicó.

Situación País

Respecto de los resultados que entregó este informe a nivel nacional, el gerente general del estudio jurídico Grupo Defensa estimó que “son bastante demoledores, porque tenemos cerca de 500 mil nuevos morosos, en comparación con diciembre de 2015. Ya superamos los cuatro millones de chilenos que están en mora, pues el número total a diciembre de 2016 fue de 4.295.957 personas en Dicom”, relató.

Añadió que resulta altamente preocupante que “el 90% de los morosos son personas que perciben ingresos inferiores a los $800 mil; es decir, el endeudamiento está golpeando fuerte a los segmentos de C3 (clase media), D (clase media-baja) y E (clase baja)”, advirtió.

El abogado además destacó que el endeudamiento es hoy mayor en las tarjetas del retail que en sistema bancario. Y explicó que “al estar morosos más en casas comerciales que en bancos, la gente está expuesta a una deuda a un interés más alto”.

Agregó que también es relevante el endeudamiento de la mujer, que “se está disparando un poco en cantidad, pero no en monto; vale decir que tenemos más morosas, pero con una deuda menor que la de los hombres”.

En este contexto, precisó que el endeudamiento de la mujer, en su mayoría, no obedece a créditos hipotecarios o de consumo, ya que más bien se relaciona con el uso de las tarjetas del retail, que “no está ocupando para comprarse ropa, sino que para satisfacer necesidades básicas como cargar bencina, sacar avances en efectivo o comprar en el supermercado”.