Pueblo Hundido en el corazón de Lota es uno de los cinco sectores en los que se desarrolla el “Programa de repoblamiento de praderas de algas de interés económico en Área de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (Amerb) de la región del Bío Bío”, iniciativa ejecutada desde hace un años por el Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación en Pesca y Acuicultura, Mares Chile LDTA.

El proyecto comandado por estos especialistas, con más de 20 años de experiencia, tiene como objetivo “subsanar la baja presencia de recursos algales que han sido explotados históricamente en la región, principalmente aquellas que se encuentran presentes en bancos naturales administrados bajo régimen Amerb”, aseguró Javier Sánchez, jefe de proyecto.

En total este programa ha evaluado 30 áreas de manejo en la región y ha priorizado y seleccionado a cinco de estas, las que cumplen con las mejores condiciones administrativas, ambientales y biológicas. Esto con el fin de ejecutar en ellas una campaña de repoblamiento de Luga negra (Sarcothalia crispata) o Chicoria (Condrachantus chamissoi).

Las Amerbs seleccionadas para la fase de repoblamiento con luga negra son: Cocholgue; Pueblo Hundido; Pueblo Norte Sector A, en la isla Santa María y Punta Lavapié, mientras que el área de manejo seleccionada para repoblamiento de chicoria corresponde a Coliumo Sector B.

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Sánchez detalló que la actividad realizada en Pueblo Hundido es la segunda de las cinco, ya que en el mes de enero se repobló Cocholgue con luga negra.

Agregó, además, que junto al repoblamiento de algas, a los beneficiarios se les diseñó un programa de capacitación y transferencia tecnológica. Este punto contempla conocer técnicas de repoblamiento, clasificación de las algas, uso de GPS y normativa vigente. Posteriormente se les acompañará y prestará asesoría técnica durante toda la ejecución del proyecto.

Sandra Gallegos, presidenta del Sindicato Caleta el Morro y quien vive de la explotación de recursos del mar aseguró que “la oportunidad que nos dieron nos parece fabulosa y estamos contentos por la capacitación, conociendo el trabajo que se haría, mejorando nuestro trabajo, lo que se traduce en más ingresos para nuestras familias”.

Finalmente Gallegos destacó “que es importante tener más conocimientos de nuestra luga, sabemos para qué es nuestro trabajo. Ahora somos más profesionales y con ello podemos negociar de mejor forma, pasando de vender el kilo de luga de 300 a mil pesos”.