Los amantes de Concepción se toman un café en el centro, pero los sorbos no son lo esencial para los hombres que los vigilan, sino los abrazos por la espalda, las caricias y las miradas. Ellos buscan esos gestos mientras los infieles no saben que los observan de cerca, pero sí, ellos están ahí mirándolos. Porque a los investigadores privados de Concepción no les falta trabajo.

Para conocer cómo ejercen en la zona, consultamos a un detective activo y a una persona que ejerció el trabajo durante los 90 y principios del 2000.

El primero formó la agencia Age Sip hace 20 años, en la que hoy hay 13 agentes, todos ellos de más de 50 años.

“Ha sido un proceso de largo, al principio fue un tema de investigación por internet, de averiguar direcciones y la agencia se fue formando sola”, explicó.

Sus casos son, en su mayoría, de infidelidades: cerca del 90% corresponden a los de este tipo.

El segundo, el Inspector, como se hacía llamar en sus tarjetas de presentación y que pidió reserva de su nombre, ejercía como oficinista del centro y este era un trabajo paralelo, que ahora realiza esporádicamente porque está abocado a una empresa familiar.

Los datos que entregan están en la misma línea que los que entregó la revista Paula la semana pasada, que aseguraba que en Santiago los detectives tienen muchos casos, debido principalmente a infidelidades.

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Las tarifas en la capital irían por sobre de los 400 mil pesos hasta los 10 millones. Hay agencias con hasta 40 trabajadores.

Esto llevado a Concepción podría ser aún más radical: de acuerdo al sitio web Ashley Madison, a través del cual se contactan infieles, Concepción sería la ciudad con más usuarios de Chile.

Emilio Lara (BBCL)
Emilio Lara (BBCL)

El trabajo del detective privado activo confirma que son bastantes los engaños románticos en la región. Eso sí, la situación no es idéntica a Santiago, sino que hay varios contrapuntos.

Por un lado el investigador asegura que sus tarifas son más bajas que las de allá porque, a diferencia de la capital, sus clientes no poseen tanto dinero. “Generalmente los que contratan son de clase media. Acá en la zona son más económicos que en Santiago, van de los 280 mil hasta los 800. Yo diría que promedio 300 y algo”, afirmó.

En la capital además serían más mujeres que hombres quienes estarían pagando por este servicio. En la región del Bío Bío se da la situación inversa.

“Las mujeres llaman bastante pero no tienen los recursos. Es un tema monetario, porque el hombre va decidido, prácticamente no cotiza, sino que llama y manda a seguir a la esposa o algo así”, contó.

La rutina

En la experiencia del detective activo, los penquistas no van mucho a moteles si son casados. Él asegura que algunos van a aquellos que están camino a Penco, pero que usualmente se da en otro tipo de situaciones.

“Quizás es un tema más sicológico, pero los que van a los moteles yo creo que es gente sin mayores compromisos. Los casados no van a los moteles, separados sí. A veces su expareja pide que los vigilen para saber qué ocurre. Pero en un esposo, viviendo como corresponde, no se da tanto eso. Van a departamentos, a domicilios, a la casa de la amante que tienen hace años, eso se da”, aseveró.

Además, agregó que en los casos de moteles no los siguen, porque por las condiciones del tráfico suelen perder a los automóviles que toman esa dirección.

La experiencia del Inspector difiere, ya que según él lo de los moteles ocurre bastante, aunque los dos coinciden en algo: el lugar favorito para juntarse son las cafeterías del centro de Concepción.

Contexto | ARCHIVO | Agencia UNO
Contexto | ARCHIVO | Agencia UNO

“Están llenas de infieles. Las preferidas son las que están dentro de las galerías porque son más discretas”, manifiesta el Inspector.

Según el investigador activo, el trabajo generalmente se centra en capturar imágenes en lugares como estos.

Hay otras opciones, como fotografiarlos entrando o saliendo de un edificio con la amante, pero es más complicado. En los cafés, la clave está en capturar los gestos mínimos que delatan el romance –como los ya mencionados brazos por la espalda y las miradas–.

Aunque de acuerdo a él, la mayoría de las veces basta con una imagen de espalda de la pareja: la persona que contrata la ve e inmediatamente suele reconocer a su marido o esposa siendo infiel.

Las técnicas que usan suelen ser de este tipo, porque evitan otro tipo de artimañas, como utilizar aplicaciones espejo en el celular para espiar a la persona.

“Se ocupan todos los medios posibles, pero hay temas legales, porque algunas técnicas se pueden tomar como una intromisión a la privacidad de las personas, como hackear el teléfono, que es ilegal. Yo no digo que no se pueda hacer, pero nosotros lo evitamos al máximo”, reveló el investigador.

El horario del adulterio penquista es variable, pero generalmente ocurre después del trabajo. Al almuerzo y después del gimnasio no ocurre tanto, aunque existen excepciones.

“En uno de los últimos casos, la mujer después de dejar el niño al colegio iba a la casa de otra pareja”, cuenta el detective activo.

Hombres de puerto

El Inspector dijo tener basta experiencia investigando las zonas de Talcahuano, Coronel y Penco, donde se encuentran los puertos.

De acuerdo a él, la cosa es distinta ahí, porque los hombres trabajan por turnos y sus pagos son semanales o quincenales.

En sus tiempos, los hombres llegaban a casa constantemente sin dinero, ya que se lo gastaban en locales nocturnos, en donde surgían romances.

“La mujer del portuario sabe eso y lo encara, ellas saben como funciona ese mundo. En esas comunas hay hartas trabajadoras sexuales y ahí también nacen relaciones amorosas”, afirmó el Inspector.

Municipalidad de Talcahuano | Facebook
Municipalidad de Talcahuano | Facebook

El hombre dice que tomaba resguardos con estos casos, como colocarse un bigote falso cuando se reunía con una clienta y después sacárselo con la siguiente.

“La razón es que después perdonan al marido, pese al escándalo de descubrirlo. Entonces revelan que contrataron a un investigador y después ese trabajador le cuenta a los colegas que un tipo de tal y tal característica anda ofreciendo servicios de espía”, explicó.

Reconciliación

Sobre si las parejas se arreglan, en la experiencia del investigador activo, en la mayoría de los casos eso no sucede. Aun así, las parejas que vuelven a estar juntas no son pocas, de hecho él cree que andan bastante cerca de la mitad de los casos.

Aquellos engañados que llaman más seguido, que aparecen más preocupados y deteriorados por la situación que están viviendo, son los que menos pueden después salvar su relación.

“Son especies de romanticismos, algunos dan pena. Como un caso de hace un año en que un norteamericano de muy avanzada edad llegó a Chile a buscar a su esposa mexicana de más de 40 años, que se vino con un chileno”, recordó.

El final del cuento no fue feliz para el anciano de Estados Unidos: después de un mes lograron hallar a la mujer, pero ella estaba contenta viviendo en Ancud, disfrutando del clima y de su nuevo amante.

El investigador ve en este aspecto también una diferencia de género, porque según él las mujeres no se echan hacia atrás cuando se van con un tipo, en cambio “el hombre puede tener dos o tres mujeres por ahí y después vuelve a su casa”.

Otros trabajos

Pero no sólo de engaños viven los detectives, sino que también hacen otro tipo de trabajos. El investigador activo recuerda que en una ocasión lo contrató un estudiante que andaba tras una mujer venezolana. Le entregó algunos datos sobre ella y también su domicilio, aunque no sabe cómo terminó eso.

En materias no amorosas, también a veces consigue direcciones de ciertas personas para distintos fines. Uno de ellos, que dice que se hace cada vez más común, es la de los familiares que se buscan, por temas como el pago de la manutención.

El investigador explicó que otra razón son las demandas: “A veces no les gusta mencionar esto, pero hay un porcentaje pequeño de abogados que paga a investigadores privados para conocer la dirección del demandado. De Santiago nos contratan, unas 10 veces por año, para poder ubicar a los deudores acá. Si no se otorga una dirección los recursos quedan parados por muchos años”.

Pese al buen pasar de la profesión, el detective activo dijo que está en riesgo por la proliferación de personas que ofrecen este trabajo por internet sin tener mayor experiencia ni recursos.

“Hay una cantidad de investigadores que se jactan de ser expolicías y mayoritariamente no lo son, es sólo un engaño. Hay algunos jóvenes que también publican avisos, seguramente por falta de trabajo, pero no tienen página web, no tienen nada”, puntualizó el investigador.