Un acuerdo bilateral -que venían trabajando hace meses- firmaron en Buenos Aires los ministros de Energía de Chile y Argentina. Esto permitirá el intercambio de energéticos y combustibles; y significará el esperado regreso del gas natural a la región del Bío Bío a través del Gasoducto del Pacífico.

El enorme yacimiento de Vaca Muerta, -una de las reservas de gas natural más grandes del mundo, que es explotado en la provincia de Neuquén-, es lo que permitirá que fluya nuevamente este combustible hacia Chile, 10 años después que Argentina cerrara la llave, causando una gran dificultad a cientos de empresas que se habían convertido a este tipo de energía.

La modalidad del acuerdo es el llamado Swap Energético, que posibilita el intercambio de electricidad y gas en distintos puntos de la frontera, según precisó el ministro Andrés Rebolledo, que junto a su par argentino de Energía, Juan José Aranguren, firmó este acuerdo bilateral.

El acuerdo es de la mayor importancia para ambos países, pues se optimiza la infraestructura que ya existe.

Actualmente hay una sola línea eléctrica de conexión, entre Antofagasta y Salta, pero se podría conectar en otras zonas, lo que se suma a los gasoductos que unen ambos países, según dijo el ministro Rebolledo.

Los detalles del acuerdo todavía no se conocen del todo, pero su regulación establecería una serie de condiciones para el intercambio, que de acuerdo a las estimaciones comenzaría a ejecutarse en 2018.

En la región del Bío Bío la potencial demanda de gas natural es muy grande, ya que una parte del sector productivo convirtió sus procesos cuando se disponía de él hace una década.

La Cámara de la Producción y del Comercio de Concepción espera conocer pronto detalles y mecanismos de acción, pero su gerente, Ronald Ruf, señaló que es fundamental que se establezca la seguridad de que ni Chile ni Argentina pudieran cerrar la llave nuevamente de manera unilateral.

En el país trasandino el ministro de energía señaló que se abre una nueva etapa en la relación energética entre Chile y Argentina, dejando atrás situaciones complejas vividas hace algunos años y permitiendo hacer frente de mejor manera a potenciales situaciones de emergencia, contando con respaldo mutuo en caso de problemas de suministro de gas o electricidad.

Las negociaciones para la firma de este acuerdo partieron en 2014, pero se intensificaron durante el último año con una serie de reuniones entre los ministros y los equipos técnicos de ambos países, lo que concluyó con la firma del documento en Buenos Aires.