Filas de gente amaneciendo en las afueras de un establecimiento educacional particular subvencionado se repitieron nuevamente en Concepción, siendo el protagonista en este caso el Colegio Santa Sabina, ubicado en el sector Barrio Norte.

Berta, apoderada que como muchas otras familias esperó en las afueras del recinto -repitiendo escenas que ya se registraron en semanas anteriores en los colegios Adventistas de Concepción y Talcahuano-, explicó la dinámica en la entrega de números.

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Fenómeno que analizó el seremi de Educación, Sergio Camus, quien insiste en que esto está directamente relacionado con el sistema de postulación “por orden de llegada”, lo que debiera -a juicio de la autoridad- terminar por el respeto y la dignidad de los apoderados.

Aún más, consultado por Radio Bío Bío respecto a si no correspondía a diferencias de calidad e infraestructura, apuntó que en un proceso así -con distribución de cupos para los primeros en llegar-, también se repetiría en establecimientos públicos.

La autoridad fue más allá, precisando que llama su atención que exista un correlato, entre las filas y el discurso de que esto es consecuencia de una reforma que aún ni siquiera se implementa en la región del Bío Bío.

Por su parte, el director del Colegio Santa Sabina de Concepción, Raimundo Zuñiga, discrepa con el Seremi, señalando que aquí no hay ni mala intención -porque han tenido este tipo de procesos igual-, y que en el caso del “orden de llegada” es sólo para estudiantes nuevos, ya que los criterios iniciales son: primero hijos de funcionarios, luego hermanos de estudiantes, hijos de exalumnos y luego postulantes primerizos.

Para Zuñiga, aquí hay más bien un tema asociado a condiciones demográficas del sector, sumado a la ausencia de establecimientos públicos, pero esencialmente a la calidad.

$42.000 de copago cobró este año el Colegio Santa Sabina y como ya se tomó la decisión de constituirse como institución sin fines de lucro, esperarán a que el Ministerio de Educación defina la cifra del próximo año dependiendo del avance de la Reforma.

A los apoderados en tanto, quienes amanecieron por un cupo, se les recibió con un café para calentar el cuerpo y se les hizo pasar al auditorio, esperando que sean imágenes que no se vuelvan a repetir.