La región del Bío Bío como zona industrial está pasando por una etapa de cambios, de nacimiento de sectores productivos y crisis en otros.

El cordón industrial tradicional está enfrentando grandes desafíos, en un contexto en que se entrelazan apoyos, tratados de libre comercio, competencia y competitividad.

En efecto, el despido de un tercio de la planta de trabajadores de Cementos Bío Bío, encendió las alarmas del sector privado local, puesto que esta situación se suma a la crisis por la que atraviesa la siderúrgica Huachipato, con la importación de acero desde China.

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Ante estos hechos, cabe la pregunta: ¿Qué pasará con la industria tradicional? Al menos, para el intendente del Bío Bío, Rodrigo Díaz, el concepto que describe el actual momento es “adaptación”.

“Hay que adaptarse a los nuevos tiempos y eso significa estar reinventándose continuamente”, sostuvo la autoridad.

Desde el sector productivo aseguran que hay un escenario cambiante. Por ejemplo, el rubro forestal ha tenido un crecimiento importante, sin embargo, tres cuartas partes de la inversión aprobada por el Sistema de Evaluación Ambiental corresponden a proyectos energéticos, configurando a la zona como “la región de la Energía de Chile”.

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A esto se suma el sector agroalimentario, con un mercado asiático expectante, según indicó el Gerente General de la Cámara de la Producción y del Comercio, Ronald Ruf.

“Ahí es probablemente donde las políticas públicas debieran ser bien diseñadas y potenciar las exportaciones”, aseguró el representante.

Contraste

Sin embargo, evidentemente no todos están conformes con el decaimiento de la industria pesada en el Bío Bío y hay sectores que critican la apertura a mercados foráneos.

Ese es el caso del dirigente sindical de Asmar, Cristhian Lagos, quien afirmó que los políticos, los distintos gobiernos, y tanto La Moneda como el Congreso, tienen una responsabilidad clara en el estado en que están los grandes proyectos locales.

Y no sólo eso. El representante acusó un abandono de la zona y comparó las enormes diferencias entre las inversiones en la capital con aquellas anunciadas para las regiones.

En esa línea, Lagos aseveró que “el Estado tiene muy mal distribuido el dinero. El Transantiago (cuesta) más 2 mil millones de pesos anuales y nosotros estamos pidiendo (para el tercer dique) 120 millones de dólares”.

“Para el gobierno central no es prioridad esta región”, sentenció.

Tema aparte son los tratados de libre comercio. Desde el sector industrial acusan que éstos fueron firmados por nuestro país sin un trabajo con las empresas nacionales, lo que derivó en una importante crisis en firmas locales tan emblemáticas como Cementos Bío Bío y Huachipato.

No obstante, el escenario actual -para Ronald Ruf- son tránsitos naturales, con amenazas para algunos rubros, pero también con grandes oportunidades para otros, lo que debería tender a estabilizarse. De este modo, el representante añadió que no se trata de un enfrentamiento entre la economía basada en la industria y la que se sustenta en servicios.

A raíz de esa situación, desde la CPCC recuerdan el auge de la energía en el Bío Bío cuando se estableció desde el Estado las condiciones que permitieran la construcción de centrales de pasada y eólicas en el territorio.

Futuro

Por eso, de acuerdo al intendente, la zona no perderá su sentido industrial, pero hay que modernizarse. De ahí la importancia de la “manufactura avanzada”, como por ejemplo la llegada de un Hub o centro de Innovación en Salud de Chile, inaugurado a fines de junio pasado.

Panorama totalmente diferentes es que el augura Cristhian Lagos, quien prevé que los problemas sociales -ante la falta de trabajo- se van a multiplicar, y en ese contexto, la unión de los trabajadores será fundamental.

Distintas miradas para el sector industrial del Bío Bío, en una conversación necesaria para lo que viene.