Por tercera vez ampliaron plazo para investigar la muerte de una menor de 8 años y las lesiones que sufrieron su padre y hermanas tras ser colisionados por un hombre que conducía en estado de ebriedad y que no respetó un semáforo. El hecho se registró hace exactamente un año y el juicio aún no se inicia.
La familia angelina afectada por este trágico hecho pide justicia, con el fin de sentar un precedente sobre las graves consecuencias que la ingesta de alcohol conjugada con la conducción de un automóvil pueden ocasionar tanto a los responsables como a inocentes.
Fue a las 08:00 horas del uno de junio del 2016 que la vida de la familia Yáñez Vidal cambió para siempre. Como de costumbre, Osvaldo guiaba su vehículo por calle Alcázar en dirección al sur. Llevaba a sus tres hijas al colegio.
Sin embargo al llegar a avenida Vicuña Mackena, el automóvil familiar fue impactado a gran violencia por otro que circulaba a exceso de velocidad. Quedaron volcados de campana a varios metros del lugar…fue el inicio de una tragedia.
Las unidades de bomberos y personal del SAMU colaboraron en el rescate de los seis lesionados y los trasladaron rápidamente hasta el hospital, sin embargo la pequeña Karin Abígail de 8 años murió en el trayecto, tras sufrir un fuerte golpe en su cabeza.
En el otro automóvil el tacometro paró en 130 kilómetros, pese a que el límite por hora en ciudad es de 60 y sus ocupantes iban en evidente estado de ebriedad. La alcoholemia del conductor, Erick Elgueta Rodriguez, marcó 2,79 gramos de alcohol por litro de sangre, lo que explica haya cruzado la avenida pese a que el semáforo daba rojo.
A un año de ese episodio, el joven de ahora 23 años concurrió a la audiencia de reformalización en el Juzgado de Garantía de Los Ángeles, donde se amplío en un mes el plazo para investigar, a la espera de certificados del Servicio Médico Legal sobre el estado de salud y las eventuales secuelas con que podrían quedar los lesionados.
Necesita bastón ortopédico para desplazarse, ya que el accidente también dejó marcas imborrables en su cuerpo y junto con ello, tras ser formalizado, ha permanecido prácticamente un año con arresto domiciliario total.
Está arrepentido aseguró su abogado defensor Eduardo Soto, quien enfatizó que su representado reconoce los hechos que se le imputan y ha colaborado con la indagatoria, a fin de poder optar a una pena sustitutiva.
Para la familia, este año ha transcurrido entre el dolor y la resignación de perder a un ser querido. Osvaldo Yáñez retrocede doce meses y analiza lo ocurrido. Asegura que no sintió el golpe, reaccionó cuando un paramédico le informó sobre lo ocurrido. Por ello, califica como un milagro el haber sobrevivido junto a sus otras dos hijas.
Hace un mes se reintegró al trabajo tras la licencia médica que debió cumplir a raíz de las graves lesiones que el accidente le dejó, principalmente en su brazo izquierdo y mano.
Aunque su principal herramienta para salir adelante ha sido la fe y asegura no siente “sed de venganza”, apela a la necesidad de justicia para que se siente un precedente en torno a la gravedad de conducir en estado de ebriedad y el daño que se puede ocasionar a personas inocentes.
Angélica Vidal, madre de Karin, asegura que pese a la pena infinita que siente por haber perdido a una de sus hijas, la reflexión que quieren dejar en la comunidad es la necesidad de formar hijos sanos no sólo en lo físico si no también en los espiritual.
Y agregó que Elgueta Rodríguez debe pensar en la familia a la que le arrebató una niña de sólo 8 años, mientras que el sigue vivo.
Mientras tanto en lo legal, el juicio oral aún no se inicia, ya que se deben recalificar las lesiones del padre de Karin y del resto de los lesionados, cuyos plazos de recuperación han ido cambiando.
El fiscal adjunto de Los Ángeles Juan Carlos Vargas respondió a los cuestionamientos sobre el largo proceso que se ha desarrollado sin resultados concretos en materia de responsabilidades. Indicó que la causa si ha avanzado y explicó que hay trámites que no dependen del Ministerio Público.
Quienes conocieron a Karin la recuerdan como una niña distinta, preocupada de sus seres queridos, divertida y cautivadora. Ellos han trabajado el duelo durante este año, incluidas sus hermanas de 6 y 13 años.
Quienes la conocieron, no esperan vengarse, si no más bien que se siente un precedente, sobre como la suma de una noche de consumo excesivo de alcohol y la conducción irresponsable, pueden destruir la vida de una familia inocente y a la vez de quien les arrebató lo más preciado…un hijo.
(Artículo 04 del Código Procesal Penal)
