Existe preocupación en el ámbito histórico y arquitectónico por el desmantelamiento de la termoeléctrica de Pedro del Río Zañartu en Concepción.

En el ingreso al sector Pedro del Río, en calle Desiderio Sanhueza con Pascual Binimelis, se ubica una imponente estructura de ladrillo, donde funcionó la termoeléctrica que iluminó a Concepción, por primera vez, a través de la electricidad.

Sus planos son de mediados de los años 20 y se decidió emplazar el inmueble en el polo industrial del Concepción de antaño, junto al ferrocarril para así descargar el carbón que serviría para producir la electricidad que requerirían los carros eléctricos que se pensaron como locomoción colectiva entre Pedro de Valdivia y la actual Universidad del Bío Bío, que en aquellos años se llamaba la Quinta Agrícola.

Fue también una base fundamental para que se cambiara el alumbrado público de gas por la electricidad, que fue resistida en su tiempo, pero que hoy es la base de la industria y la sociedad.

Así lo recuerda el historiador Alejandro Mihovilovich, quien destacó la resistencia de los materiales: ladrillos europeos con características reflactarias para las calderas, que hacen de esta estructura un espacio único para la ciudad.

“Aguantó tres terremotos”, enfatizó el profesional.

Durante mucho tiempo el terreno permaneció a la venta y una mañana el cartel ya no apareció y poco tiempo después el inmueble comenzó a ser desmantelado.

El arquitecto Luis Darmendrail señaló que no existe respeto por su historia urbana, que configuró al barrio de Pedro del Río Zañartu, ni por su peso industrial ni el patrimonio arquitectónico.

Darmendrail agregó que esto denota “la debilidad que tenemos como penquistas respecto de la conservación y protección de nuestro patrimonio”.

El joven académico de la UBB y miembro de Patrimonio Industrial Bío Bío manifestó su molestia y apuntó sus dardos a las autoridades por la falta de protección en el plano regulador de la riqueza arquitectónica que posee Concepción. Aquella que se suele decir que no existe porque se cae con los sismos, pero que está en distintos puntos de la ciudad, desapareciendo frente a los proyectos inmobiliarios y centros comerciales.

Criticó que en el listado de inmuebles de conservación histórica se “omiten los edificios industriales”, los que son parte de la identidad penquista.

También existe responsabilidad de la comunidad, que convierte estos espacios en puntos negros de la ciudad, donde se alberga delincuencia y suciedad, y hay falta de acción para conservar el patrimonio, hasta que ya es demasiado tarde.

El profesor Mihovilovich agregó que hay muy poco patrimonio industrial que esté quedando en pie, por lo que es necesario hacer presión para mantener lo que queda.

Finalmente, indicó que con la pérdida de la termoeléctrica y del Molino, que está al frente, se cierra la puerta al viejo polo industrial penquista y a las raíces de lo que alguna vez le dio identidad a la zona.