El testimonio del dueño del avión siniestrado el domingo en Tirúa es un aspecto relevante dentro de la investigación que llevan adelante la Fiscalía de Cañete y el personal de la Dirección General de Aeronáutica Civil.

El fiscal subrogante de Cañete, Marco Ortega, y funcionarios de la DGAC que se encuentran cumpliendo los peritajes al avión siniestrado, y esperaban tomar este martes la declaración al dueño del Cessna 172, Juan Carlos Paul, quien no pudo ser ubicado este lunes. Los organismos investigadores no han confirmado si la diligencia se pudo cumplir.

El testimonio del también piloto, quien registra domicilio en Cañete, resulta relevante ya que es el encargado del mantenimiento de la aeronave, precisamente aspectos que requieren un esclarecimiento de parte de los investigadores de la nueva tragedia ocurrida entre Isla Mocha y Tirúa, que dejó cuatro muertos.

Además, los familiares de las víctimas, dos domiciliadas en Isla Mocha, responsabilizaron a Paul del fatal episodio, ya que aseguran permitió el vuelo pese a las adversas condiciones climáticas, marcadas por el fuerte viento y la lluvia.

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El fiscal Ortega, cuidadoso con sus palabras, aclaró que más allá de la decisión del joven piloto, también fallecido, las responsabilidades pueden ampliarse. “No se descarta ningún tipo de responsabilidad, todo es materia de investigación, tanto los permisos de vuelo del piloto como también las autorizaciones de esta aeronave para circular en el trayecto de Isla Mocha – Tirúa”, detalló.

Los cuerpos de los fallecidos fueron entregados este lunes por el Servicio Médico Legal, dos en Concepción y dos en Cañete.