El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien deja esta semana el cargo tras 8 años al frente de la mayor organización humanitaria mundial, tuvo un paso prácticamente desconocido por Concepción tras el terremoto del 27-F. Su visita en la zona significó poner en marcha el mayor puente aéreo en la historia de Chile.

El surcoreano Ban Ki-moon llegó temprano a Concepción el sábado 6 de marzo de 2010, a una semana exacta del movimiento 8,8 que dejó daños enormes en la región del Bío Bío. En esa oportunidad, el personero anunció que en pocos días entregaría a la ONU un completo informe acerca de los efectos que generó el terremoto y tsunami en Chile.

Sin embargo, en su trayecto desde el aeropuerto a la zona céntrica de la ciudad, la autoridad estaba sorprendida, pues no parecía una ciudad terremoteada, recuerda el exintendente Jaime Tohá.

“Estoy aquí para extender mi solidaridad y condolencias a todas las personas que perdieron su vida a causa de la tragedia”, dijo el líder de las Naciones Unidad durante un encuentro con la prensa en el sector de la Costanera, tras ver lo que había ocurrido con el edificio Alto Río.

Durante una reunión con el general del Ejército, Guillermo Ramírez, Ban Ki-moon vivió una fuerte réplica, mientras se enteraba de las necesidades más urgentes de las personas.

Su visita también incluyó el puerto de Talcahuano, devastado en su zona costera por el tsunami que siguió al movimiento telúrico.

El exintendente Tohá dijo que la idea era que el líder de la ONU pudiera observar, mediante un sobrevuelo, otros lugares de la región que también estaban en situación de catástrofe, pero lamentablemente no se pudo.

Justamente el aspecto de la seguridad en torno a la visita de Ban Ki-moon y la magnitud de su arribo es algo que recuerda con particular claridad el exgobernador, Eric Aedo.

En Concepción, el representante se comprometió a discutir con la comunidad internacional la mejor manera de que Naciones Unidas pudiera movilizar la asistencia humanitaria y anunció una contribución de 10 millones de dólares del fondo de respuesta de emergencia central de la ONU.

Todo esto cuando, a una semana del 27-F, se vivía la búsqueda de sobrevivientes en el Alto Río, la reducción de las horas del toque de queda, decenas de réplicas y restablecimiento paulatino del servicio eléctrico.

Situaciones que mantenían tan ocupado y preocupados a los habitantes de la región, que muy pocos hoy recuerdan que Ban Ki-moon estuvo en la zona, ocupándose de los efectos de uno de los terremotos más destructivos en sus 8 años al frente de la ONU.