Desde el Vaticano, la Congregación para la Doctrina de la Fe expuso a través de un documento firmado por el Papa Francisco la prohibición de esparcir las cenizas de personas fallecidas en el aire o en el agua, o la conversión de éstas en recuerdos conmemorativos, piezas de joyería o en otros artículos.

El Arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, explicó que esta prohibición más bien obedece a una recomendación por parte de la Iglesia Católica a mantener las cenizas en lugares sagrados.

Al consultar la opinión de los penquistas, ellos afirmaron que cada uno tiene la libertad de decidir qué ocurrirá con los restos de sus familares.

Finalmente, el Arzobispo agregó que el documento está orientado a países en donde “se ha empobrecido la fe en la resurrección de los muertos”, como Europa o Estados Unidos.