Las reacciones desde el Bío Bío fueron fuertes y categóricas en torno a la caída de la “Ley Corta”, medida que busca solucionar el conflicto en torno al padrón electoral.

La senadora Jacqueline Van Rysselberghe lo calificó como el “peor bochorno en la historia democrática del país”, precisando que el remedio era peor que la enfermedad y culpar al Parlamento de no aprobar un proyecto malo es “una frescura”.

La parlamentaria gremialista apuntó directamente a los ministros de Justicia y de la Secretaría General de la Presidencia como responsables absolutos de este “vergonzoso escenario”.

Visión similar tuvo el diputado Demócrata Cristiano Marcelo Chávez – tienda cercana a los jefes de servicio del Servel y el Registro Civil – quien catalogó el episodio como un “papelón”, además de una contradicción gravísima para la ciudadanía.

Pero incluso más tajante fue el senador oficialista Felipe Harboe, quien también calificó esta mala jugada de bochornosa, ya que pone en riesgo el capital político del Gobierno, evidenciando con eso la mala gestión y poca capacidad política y técnica.

Mirada local para un problema que pone un inmenso manto de dudas sobre lo que pasará el próximo domingo, y sobre todo, alimenta el debate con respecto a la legitimidad del proceso, la participación y a las responsabilidades políticas de esta gran vergüenza electoral.