Se acercan las elecciones municipales y con esto, el aumento de la propaganda política en las calles. Sobre todo en los recintos privados, como las casas de la población Aurora de Chile, sector de Concepción donde volvieron las banderas de colores y las gigantografías en apoyo a los tradicionales políticos de la zona.

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En este lugar -zona de constantes conflictos y desacuerdos producto del retrasado Puente Bicentenario- se mantienen las estrechas relaciones entre los candidatos a alcalde y los vecinos del lugar.

El despliegue de propaganda, que debe ser autorizado por el propietario del inmueble, al parecer no sería a cambio de promesas o nuevas negociaciones, y quienes han instalado estos objetos en sus casas tienen razones que podrían ser calificadas de insólitas.

Ese es el caso de la señora Flor, quien tiene instalado en su techo un cartel y varias banderas en apoyo a Álvaro Ortiz.

La mujer dijo no entender la política y sostuvo que sólo lo hizo para hacerle un favor a la persona que llegó hasta su casa para pedirle su autorización, quien -según ella- era un funcionario municipal.

Unas cuadras más hacía el río vive la señora María Inés, quien en su casa también ostenta un gran cartel y varias banderas, pero en apoyo a Cristián Van Rysselberghe. Ella indicó que jamás firmó una autorización y señaló que tampoco le ofrecieron algo a cambio.

“Dijeron que era para tapar un hoyo”, afirmó.

En este lugar, corazón de numerosas polémicas, operaciones políticas y conflictos, donde las personas aseguran que no han llegado a un acuerdo político y que tampoco se les ha ofrecido algo a cambio de la instalación de propaganda política, el ambiente de campaña es evidentemente más discreto que en procesos anteriores, a pesar de existir puntos neurálgicos.