El Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Iquique condenó a Abel Fernando Molina Vergara, René Patricio Kurt López y Mauricio Javier Barraza Cholele a penas efectivas de 10 años y un día de presidio, como autores del delito de tráfico de estupefacientes. Ilícito perpetrado en febrero de 2016, en el sector carretero de Chanavayita de la ciudad.

En fallo unánime, el tribunal –integrado por los magistrados Franco Repetto Contreras (presidente), Marilyn Fredes Araya y Juan Ibacache Cifuentes (redactor)– les aplicó, además, las accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras duren las condenas.

En la causa, el tribunal condenó también a Molina Vergara a la pena de 3 años y un día de presidio, más las accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y la inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el tiempo de condena, como autor del delito de tenencia de arma de fuego prohibida.

Otras condenas

En tanto, Gabriela Alejandra Morales Orellana y Franco Díaz González deberán purgar 5 años y un día de presidio, más accesorias legales, como autores del delito de tráfico ilícito de estupefacientes; y a Emilio Herrera Vargas y Claudia Carolina Pizarro Guzmán a 3 años y un día de presidio, más las accesorias legales, como autores de tráfico ilícito de estupefacientes. En el caso de Claudia Pizarro Guzmán, se le concedió el beneficio de la libertad vigilada intensiva.

Una vez que el fallo quede ejecutoriado, el tribunal dispuso que se proceda a la toma de muestras biológicas de los sentenciados para determinar sus respectivas huellas genéticas e inclusión en el registro nacional de ADN de condenados.

Fallo que dio por acreditado, más allá de toda duda razonable, que los condenados integraban un grupo dedicado al tráfico de drogas, en el cual René Kurt López y Mauricio Barraza Cholele eran los encargados de enviar partidas de drogas al sur de la región, que eran transportadas hasta su destino final por Abel Molina Vergara según instrucciones que le impartía Kurt López, quien además coordinaba la distribución y comercialización.

A partir de febrero de 2016, el grupo comenzó a coordinar la remesa de aproximadamente de 60 kilos de pasta base de cocaína, la que sería transportada por Abel Molina junto a su pareja, Claudia Pizarro Guzmán. Cargamento que sería recibida por Kurt López en Coquimbo y su pareja, Gabriela Morales Orellana, y Franco Díaz González. Droga que sería sometida a un proceso químico de transformación, por instrucciones de Kurt López, por el ciudadano peruano Emilio Herrera Vargas, quien viajó desde Perú a principios de enero de 2016, para realizar dicha labor.