Argentina y Chile inspeccionaron durante más de un mes las condiciones ambientales de bases extranjeras en la Antártica en el marco del Artículo VII del Tratado Antártico y 14 del Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente.

Las inspecciones conjuntas se realizaron por segundo año consecutivo y en esta ocasión se iniciaron el 19 de enero pasado con la inspección a la base checa Johann Mendel y finalizó este lunes con la base Rothera, operada por el Reino Unido.

Estos análisis tienen como finalidad promover los objetivos y la aplicación de las disposiciones del Tratado Antártico y su Protocolo y abarcan primordialmente aspectos de protección ambiental, así como asuntos operacionales y de seguridad, entre otros.

Además permiten observar el funcionamiento del programa antártico y las bases de otros países, informaron desde la cancillería trasandina.

La presente inspección conjunta fue dispuesta por los cancilleres Susana Malcorra y Heraldo Muñoz dando continuidad al proceso iniciado en 2016 con inspecciones conjuntas realizadas en seis bases y refugios antárticos extranjeros.

Apoyo aéreo argentino

Las inspecciones permiten afianzar la presencia y el protagonismo de Argentina y Chile en el territorio antártico y el compromiso de ambos países con el Sistema del Tratado Antártico.

El equipo de inspectores contó con el apoyo logístico de aviones de la Fuerza Aérea Argentina operando desde la Base Marambio.

Además, consolidan los lazos de cooperación y la relación privilegiada en materia antártica que mantiene ambos países.

Las delegaciones fueron encabezadas por el director nacional de Política Exterior Antártica de la cancillería argentina, Máximo Gowland y el director de Antártica de la misma institución en Chile, Francisco Berguño.