Un momento de paz y tranquilidad. Una oportunidad única, extraordinaria. Así se puede describir lo que significa encontrarse con un huemul. Fortuna, si se toma en cuenta que fueron 6 ejemplares los que se dejaron ver.

Es que la Reserva Biológica Huilo Hulio permitió a un grupo selecto de la prensa local e internacional internarse en el territorio sagrado del ciervo nacional, para conocer in situ los avances en el trabajo de la conservación de esta especie, luego de la exitosa liberación de 5 huemules a su hábitat natural.

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Antes de llegar a la región de Los Ríos, sabíamos que las probabilidades de avistamientos eran bajas, porque el huemul es un animal que no se deja ver fácilmente.

Nos internamos unos 20 kilómetros cruzando los bosques de la selva patagónica, para luego ingresar a pie a la base de operaciones del Centro de Conservación del Huemul del Sur. Siempre guiados por Fernando Vidal, director de Vida Silvestre de la Fundación Huilo Huilo, quien nos da una recomendación clave: Para poder ver al huemul, hay que dejar atrás la vorágine y el estrés de la ciudad, dejar de querer todo para ahora y conectarse con la naturaleza, al ritmo adecuado, con calma.

Nos explican que los huemules portan un collar de radiotelemetría VHF, liviano, de sólo 290 gramos, que permite saber en tiempo presente dónde están y mantener una base de datos. Cada mañana los guardaparques activan las antenas y reciben la señal que indica que se encuentran en buenas condiciones. De paso, se evita el exceso de contacto, para que los animales no se acostumbren a la presencia humana y así no se perjudique la reinserción de la especie.

Al encuentro del huemul

Un invitado inesperado auguraba que ese domingo sería una buena jornada. Antes de iniciar la travesía, un zorro culpeo se cruzó por nuestro camino y nos miró con curiosidad, el tiempo suficiente como para poder tomarle una fotografía.

A poco de comenzar la caminata llega la buena noticia. Los transmisores detectaron la presencia de 4 ejemplares, que se encontraban comiendo a pocos metros de la reja que los separa del resto de la reserva y que los mantiene dentro de la zona protegida. Avanzamos en completo silencio y dimos con ellos. Se quedaron tranquilos, no escaparon, aunque sabíamos que ese es uno de sus mecanismos de defensa, para evitar el ataque del puma, que reacciona al movimiento de su presa.

Huemul en Reserva Huilo Huilo

Luego un guardaparques me toca el hombro y me dice al oído: “A su derecha, hay uno en libertad”. No podíamos creerlo. Nos alejamos de la reja, siempre formando un grupo compacto para no intimidar al huemul, y también conseguimos retratarlo.

Terminábamos los casi 4 kilómetros de caminata y cuando llegaba el momento de abandonar la reserva, el sexto huemul apareció a orillas del río Pillanleufu, como si hubiera querido darnos la despedida.

“Este proyecto tiene normas muy estrictas de acceso al público, porque el huemul es un animal que necesita mucha tranquilidad y como proyecto nosotros velamos para que eso suceda”, comenta el guardaparques Yerko Parra.

Vidal sostiene que con esta actividad “se saca la sombra de la gente que cree que esta es una colección privada o un zoológico, está muy lejos de ser eso. El emplazamiento está lejos y excluido de las actividades turísticas, sólo han tenido acceso los periodistas de forma puntual para difundir lo que se está haciendo”.

Amenazas y desafíos

El especialista indica que uno de los puntos de atención tiene que ver con un componente de depredación: el puma. “La depredación es parte de la naturaleza y así lo vamos a enfrentar”, dice, agregando que dentro del desafío de reinsertar está vivir el proceso de selección natural.

Pero hay otras amenazas que mantienen en peligro de extinción al huemul, siendo las principales la caza furtiva o el ataque de perros asilvestrados, junto al hecho de que en otros lugares debe competir por el hábitat con otros animales introducidos, como son el ciervo rojo o el jabalí, razones que han mermado su población global hasta los 1.500 ejemplares.

El trabajo de recuperación del huemul hereda la experiencia de 10 años en el manejo del pudú, con técnicas aprendidas sobre fármacos, nutrición y transporte, junto a una investigación profunda, recuerda Vidal, señalando que la clave ha sido el manejo y el cierre, al estar excluidos del turismo y de la presencia de animales domésticos.

Sin embargo, hay un desafío, del cual no existe suficiente estudio, pero puede suponer un obstáculo para el resurgimiento del animal en peligro. Y es la carga genética.

“No somos nosotros los que tenemos la responsabilidad de que este centro no tenga mayor diversidad genética. Lamentablemente el Estado, a través de sus diferentes reparticiones, no ha entendido el valor de este proyecto como para dejarnos acceder a genética. Ha habido mucha reticencia a entrgarle animales al proyecto. Esto iba a partir con 6 animales y nos dejaron sacar dos. Si esto llegase a colapsar por genética los responsables morales serían las reparticiones de gobierno”, expresa director de Vida Silvestre.

Al interior de la reserva está en plena construcción una estación científica, para que se realice investigación sobre el huemul, pero también sobre el guanaco, el puma o la ranita de Darwin. Se espera esté lista en 2018 y la idea será buscar alianzas estratégicas con universidades y científicos para avanzar en la materia.

“En 11 años de conversaciones hemos conocido varios ministros. Han habido buenas actitudes, todos participan y lo encuentran un buen proyecto, pero siendo frío y responsable, no ha habido ningún indicador de que exista la voluntad de entregarnos genética. No hay una buena percepción de que el privado trabaje en Chile en este tipo de tareas de conservación, que es patrimonio de todos los chilenos y de la humanidad”, sostiene Vidal.

Pero para el director “el bien mayor es el huemul y mientras estemos a cargo de este proyecto, el huemul va a seguir con su bandera de lucha”.

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