Marisol Aguilar es una mujer de 57 años nacida en Osorno, que actualmente reside en Coquimbo. Si bien tiene una vida normal, mantiene una espina clavada desde su adolescencia: encontrar a su primogénito que asegura se lo arrebataron literalmente de las manos en 1980.

Nacida y criada en la ciudad, decidió emigrar luego de la traumática situación, a los veinte años. Sin embargo, nunca dejó de buscar la verdad y si bien aún no se devela de la forma que espera, en su última visita ha conseguido avances importantes.

Según su relato, tenía 19 años cuando quedó en embarazada – en ese entonces la mayoría de edad era de 21- y su familia al saber de ello realizó gestiones para esconderlo. Residían en el sector oriente, vinculados en la fe a la Iglesia Sagrado Corazón, y fue trasladada hasta el sector de misión de Quilacahuin, donde pasó el tiempo de gestación hasta dar a luz en el Hospital Base de Osorno.

Lo que parecía un tiempo de absoluta felicidad y en pleno proceso de apego, se apagó cuando desde la propia ambulancia le arrebataron a su primer hijo.

Con ese recuerdo volvió recientemente a Osorno, con tal de encontrar la verdad. Visitó la congregación religiosa y el Sename, donde no logró mayores antecedentes. Sin embargo, en el Hospital Base San José logró algo de suma importancia: un certificado médico que acredita que dio a luz ese 6 de diciembre de 1980.

El documento confirma que aquel día dio a luz un varón, que pesó 3 kilos y 400 gramos, con una talla de 51 centímetros.

También acudió hasta el Tribunal de Familia, donde encontró un certificado de adopción, que da cuenta que el 31 de diciembre se entregó en adopción a un bebé. El documento, con rol incluido, dice que se trató de un N.N. y no registra los nombres de las personas que lo recibieron, ni el lugar donde fue.

Para Marisol sin dudas se trata de su hijo, pues la fecha de adopción es el 31 de diciembre de 1980, poco más de 20 días desde que se lo arrebataron de las manos. La mujer asegura que no es el único caso.

En Coquimbo se adscribió a la Organización Hijos y Madres del Silencio, que reúne a otras personas que comparten el deseo de reencontrarse con sus familiares perdidos.

La mujer anunció que volverá a Osorno, pues su objetivo es saber la verdad. Por ello vinculó al Ministerio Público, a través de una solicitud de investigación interpuesta en las dependencias de Fiscalía local.

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