La presencia del obispo Juan Barros en la diócesis de Osorno, y su cercanía con el sacerdote condenado por abusos sexuales, Fernando Karadima, ha desatado una ola de críticas a las que ahora se suman voces internacionales.

La organización francesa Redes de Parvis, integradas por cristianos de cincuenta asociaciones cristianas del país galo, envió una carta al Vaticano para pedir la renuncia del cuestionado religioso, argumentando que no puede ser el pastor de una diócesis en Chile.

En el texto explicitaron además la relación que el obispo Barros mantenía como colaborador con el sacerdote Fernando Karadima, quien fue condenado por la justicia católica por los abusos sexuales que cometió mientras se desempeñaba como párroco en El Bosque.

Todos estos actos, dijeron, habrían sido encubiertos por el religioso a cargo de la diócesis de Osorno.

A partir de esto, Mario Vargas, presidente de la Agrupación de Laicos en la comuna sureña, alabó la medida, declarando que este hecho ha traspasado las fronteras.

Aun así, no es sorpresa para Vargas que el Vaticano no responda estas denuncias, ya que desde la diócesis han mostrado su malestar en numerosas ocasiones.

Vargas indicó además que creer o decir que la Agrupación de Laicos, que pide la salida de Barros, es manipulada con fines políticos es algo totalmente equivocado.

Ello, puesto que, según dijo, el movimiento ha sido constante en sus objetivos, sin excesos o violencia por casi tres años.

La denuncia de la agrupación tiene lugar a pocos días que el papa Francisco visite nuestro país, instancia en la que no se descarta que existan manifestaciones contra Juan Barros, durante la actividad apostólica que el líder religioso realizará en Temuco.