El Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) de Los Lagos aseguró que ningún establecimiento puede obligar a un apoderado a adquirir un tipo específico de uniforme escolar o marcas.

Lo anterior, luego que alumnos del Liceo Bicentenario Carmela Carvajal de Prat, de Osorno, denunciaran que fueron obligados a despojarse de vestimenta que no corresponda al uniforme de este establecimiento educacional.

En concreto, las autoridades afirman que independiente de lo que diga el reglamento interno de cada colegio, no deben restringir el ingreso o el desarrollo normal de las clases.

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Como respuesta a los cuestionamientos, el director del Liceo Carmela Carvajal resaltó la importancia del uso del uniforme y el valor pedagógico que tiene respecto a la discriminación, ya que permite que los estudiantes se presenten a clases uniformados, para que no existan diferencias al minuto de vestir.

Sin embargo, la ley 20.845 de inclusión escolar establece que los colegios no podrán impedir el ingreso a las salas de clases por falta de útiles o uniformes, ya que consigna que “si bien confiere a los establecimientos educacionales la posibilidad de sanción acorde a sus reglamentos internos cada vez que esto ocurra, de ninguna manera limitarán el acceso a la educación. Incluso este mismo criterio se aplicará respecto de la apariencia de los estudiantes”.

El director regional de la Superintendencia de Educación, Víctor Reyes, confirmó que este año no han recibido denuncias sobre esta materia, mencionando que al enfrentarse a ese escenario, lo ideal es tomar medidas formativas, pero de ninguna manera prohibir el ingreso de alumnos a establecimientos por el no uso del uniforme.

Por su parte, el Sernac, a través de su director regional Miguel López, coincide en que no existe una obligatoriedad en la compra del uniforme escolar.

Como sea, en la actualidad existen distintos puntos de vista respecto al uso del uniforme escolar. Desde la perspectiva adulta y concretamente de los padres, el uso del uniforme significa una clara economía familiar, en la medida que simplifica el gasto en vestimenta.

La ropa de colegio no es cuestionable, no se asocia a modas y elimina así toda posibilidad de discriminación, ya que tampoco existen estándares de calidad.

Pese a ello, el valor promedio de un uniforme escolar de un establecimiento particular subvencionado bordea, actualmente, los 100 mil pesos.