El impacto negativo sobre la labor de los medios de comunicación fue uno de los aspectos en que coincidieron abogados y periodistas que expusieron en la conferencia organizada por la Universidad Autónoma de Chile, para analizar la querella interpuesta por la Presidenta Michelle Bachelet contra la revista “Qué Pasa”.

Convocados por la Facultad de Derecho en el marco de su agenda de extensión académica, expusieron el profesor de Derecho de la Comunicación de la Universidad Católica, Dr. Francisco Leturia; el director del diario Pulso, Jonas Preller; y el director de la carrera de Derecho en la U. Autónoma en Santiago, magíster Alejandro Leiva.

En un diálogo abierto con más de 80 estudiantes de pre y postgrado, los especialistas abordaron cómo la acción judicial podría afectar la libertad de prensa y el ejercicio del periodismo en Chile.

El Dr. Leturia recordó que en el contexto internacional, existe consenso respecto de la improcedencia de que un Jefe de Estado se querelle contra un medio de comunicación, sobre todo “en una democracia moderna”.

Indicó que el semanario de actualidad reprodujo parte del expediente de una investigación judicial. “Si se verifica que la fuente efectivamente dijo lo que se publicó, ¿cuál es el problema de difundir información de interés público?”, planteó.

A juicio del académico, “si la libertad de expresión es clave para la democracia y la democracia tiene que ver con los derechos humanos, entonces la libre disponibilidad de información es un derecho sagrado”, enfatizó.

Por su parte, el director de la carrera de Derecho, Alejandro Leiva, sostuvo que “el Derecho Penal tiene por objeto sancionar conductas graves contra la paz social. Este caso en particular, no se sustenta en un bien jurídico que necesariamente interese a todos los ciudadanos”, al tiempo que calificó como poco adecuado haber recurrido a ese mecanismo.

Desde la perspectiva de la dogmática penal, diferenció entre el denominado animus narrandi en la labor periodística, respecto del animus injuriandi propio de quien busca dañar el honor o la honra de un tercero.

“¿Estamos dispuestos a encarcelar a tres periodistas por hacer su trabajo?”, subrayó. “La querella, entonces, debió haberse presentado contra quien dijo aquello que se considera injurioso y no contra quienes informaron de ello”, acotó.

Finalmente, el subdirector del diario Pulso, Jonas Preller, recordó que las filtraciones han sido una manera usual en que las fuentes entregan información a un periodista o un medio de comunicación, recordando de paso el episodio Watergate en Estados Unidos y, en Chile, el caso Cascadas, entre otros.