Gracias al programa de fiscalización de plaguicidas y sistema de control de inocuidad de productos hortofrutícolas, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) detectó “la presencia indebida del insecticida Fipronil en la formulación del fungicida FRONTAL 425 SC”, usado en huertos de Coquimbo al Maule.

Producto de lo anterior, se ordenó “inmovilizar” tanto el plaguicida como los productos contaminados con éste, así como toma de muestras “a la fruta afectada ubicada en huertos y la que se encuentra procesada y embalada en los frigoríficos”.

Junto con ello, se inició un proceso sancionatorio contra la empresa de insumos agrícolas “Anasac Chile”, encargados de la elaboración del plaguicida, ya que dicha empresa ya pasó por un hecho similar en 2015.

Y si bien se realizará el proceso de destrucción de la fruta afectada, se confirmó que las uvas que poseen esta toxina corresponde a toda aquella que recibió el tratamiento del pesticida después del 17 de marzo de 2018.

¿Existe riesgo para las personas ante un eventual consumo?

El Ministerio de Salud llamó a no alarmarse, ya que para que el Fipronil tenga efectos nocivos en el cuerpo, las dosis deben ser “extremadamente altas, situación que no es factible que ocurra a través del consumo de uvas, dado que la carga que puede incorporar una uva es muy baja como para llegar a las dosis tóxicas”.

En este sentido, si una persona de 70 kilos come un total de 697.000 kilogramos de uvas infectadas, recién ahí podrían generarse problemas a la salud.