Marcia Rich Rojas se llama una profesora de la región de Tarapacá que de lunes a viernes toma un bus a las 5:30 horas para llegar a la Escuela G-56 de la localidad de Chiapa, comuna de Huara, donde hace clases a su única alumna, Yeny Choque Rojas.

Yeny por su parte, concurre desde el pueblo de Jaiña, ubicado a 20 minutos de la Quebrada de Aroma, a recibir los conocimientos que en todas las materias de enseñanza básica le da su maestra; lamentablemente su escuela local cerró por falta de niños y esta es su única posibilidad de educación, tal como contó el diario local La Estrella de Iquique.

Gracias al sacrificio de ambas, la pequeña está cursando sexto año, aprobando todas sus materias; su preferida: matemáticas. Yeny asegura que su profesora le reconoció facilidad con los números.

Marcia lleva 31 años de servicio, pero asumió este desafió educativo este año y ya pudo realizar una evaluación a su alumna donde “demostró buen nivel de logro, ella es una alumna que está en condiciones apropiadas para cursar el sexto año”, afirmó al citado medio.

Sin embargo, no es primera vez que Marcia es unidocente, ya pasó por una similar situación en Soga, también ubicada en la provincia de Tamarugal. Los resultados de dicha ocasión la llenan de orgullo ya que su alumno hoy cursa primero medio en Arica, sin problemas de inserción.

La labor no es fácil pues trabajan con un computador que no cuenta con la mejor señal, ni disponen de muchos recursos y varios de los materiales que piden llegan con retraso. “No es que nos aminore, al contrario, yo creo que nos hace como desarrollar mejores características para estar en estos lugares”, dijo la educadora.

Los propios hijos de Marcia fueron formados bajo la educación rural y hoy ambos son profesionales. Por lo anterior, a pesar de que estas jornadas le restan mucho tiempo con su familia, la profesora argumenta que con ellos “la labor ya está cumplida”.