El papa Francisco presidió un encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados y seminaristas durante este martes en la Catedral de Santiago pasadas las 17:15 horas.

Lo anterior, tras su encuentro con las reclusas del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín.

En su reflexión, volvió a referirse a los casos de abuso sexual al interior de la iglesia e insistió en que conoce el dolor y sigue con atención dichas situaciones debido al daño y sufrimiento que generan.

Asimismo, recalcó que las familias han visto traicionada la confianza en ministros de la iglesia y apuntó al dolor por el sufrimiento de las comunidades eclesiales y “dolor por ustedes, hermanos, que además del desgaste, han vivido el daño de la sospecha y el cuestionamiento”.

“Sé que han sufrido insultos en el metro o caminando por la calle, que ir vestido de cura en muchos lados se está pagando caro”, aseguró.

“Los invito a que pidamos a Dios que nos de la lucidez de llamar a la realidad por su nombre, la valentía de pedir perdón y la capacidad de aprender a escuchar lo que él nos está diciendo”, agregó.

En tanto, advirtió que “estamos invitados a no disimular o esconder nuestras llagas: una iglesia con llagas es capaz de entender el mundo de hoy (…) una iglesia con llagas no se pone en el centro, no se cree perfecta, sino que pone allí al único que puede sanar las heridas y tiene un nombre: Jesucristo”.

“No somos superhéroes”, aseguró en esa misma línea.

“Selfie vocacional”

Cuando comenzaba su discurso, se refirió a la vocación de quienes sirven en la Iglesia Católica: “Somos llamados individualmente, pero siempre a ser parte de un grupo más grande. No existe el selfie vocacional”, dijo ante las risas de los presentes.

Acto seguido, explicó que la “vocación exige que la foto te la saque otro y qué le vamos a hacer, así son las cosas”, sostuvo tras su frase para el recuerdo.